11 julio 2007

Supremacía Del Ruido Negro (I y II) por Wu ming 1

SUPREMACIA DEL RUIDO NEGRO

Notas y digresiones sobre la presunta “blancura” del punk y los orígenes afro del cuerpo rock.

Por Wu Ming 1

I. AFRICAN GENESIS

¡Los africanos son el agrupamiento humano más antiguo del planeta, y cualquier estética que tenga que ver con la sociedad humana debe, al menos, asumirlo como punto de partida!

Amiri Baraka, 1994.


20. Lo reveló el Guardian al final de la pasada década: grupos de neofascistas de diversos países habían comprado Los Pedriches, aldea española abandonada a unos noventa kilómetros de València. Pretendían transformarla en un establecimiento “utópico”, refugio de fugitivos, centro de convenciones y colonias de verano donde experimentar el lifestyle de un futuro “nuevo orden”. Estaban y están metidas las garras –de hecho, tratándose de cerdos, las pezuñas– de una famosa formación de ultraderecha con un pie en Roma y otro en Londres.

En los dépliants que se han podido ver, se invitaba a los jóvenes de Europa a trasladarse a Los Pedriches y someterse a una estricta disciplina para dejar de “hablar, moverse, actuar como los negros”(las cursivas son mías). Una referencia clara a la influencia del hip-hop: andares bamboleantes, gestualidad exagerada, slang apropiado a la necesidad. Antropología de íncubo, para un nazi.
Wiggers Beware! es la amenaza que aparece en sitios de klanistas, milicianos y nazis americanos. “!Cuidado, negros-blancos!”

(...)

En años treinta, el swing “limpio” de las grandes orquestas blancas (resultado del blanqueamiento de diez años atrás) produce dos contra-reacciones: primero el “salvaje” rhythm’n’blues (en el Midwest) y después el “cerebral” be-bop (en Nueva York).

El rhythm’n’blues es tan basto e intrínseco a la comunidad negra como para seguir siendo underground durante veinte años. En los años cincuenta entrará en relación dialéctica con la música blanca, y será una revolución.
El be-bop tiene una influencia inmediata e irreversible, pero al cabo de un lustro se simplifica y ablanda, se convierte en Cool Jazz, West Coast Jazz.
A pesar del empuje inicial que le había dado Miles Davis, el cool pronto se convierte en patrimonio de músicos blancos como Chet Baker, Gerry Mulligan, Shorty Rogers y el níveo Dave Brubeck. El uso del adjetivo cool, “frío”, como sinónimo de “calmo y distendido”, parece ser de origen africano, puesto que se encuentra en diferentes lenguas del África occidental. Es el término mandingo Suma. Pero entre los negros cool no significa “falto de aspereza”, mientras que el cool jazz blanco se hace siempre más suave y “limpio”. Urge una nueva contra-reacción.

Los jazzeros negros responden con el hard-bop, el “be-bop duro” que recupera

el blues, el gospel y otras formas populares.

Después viene una ramificación: la “extremación” de los rasgos negros da vida al free jazz (Cecil Taylor usa el piano más como un instrumento de percusión que melódico, Coltrane llena su música de africanismos, por no hablar del Art Ensemble of Chicago, etc.), mientras que un posterior blanqueamiento produce la sedicente “third stream” (jazz sinfónico, de aliento clásico, “respetable”), encarnado en el Modern Jazz Quartet.

13. Entretanto, en el Sur y el Midwest, el rhythm’n’blues se mueve desde el corazón del gueto y se acerca a la frontera exterior, fascinando a músicos blancos en busca de emociones. Nace el rock’n’roll. En el slang afro-americano, la expresión indica el acto sexual.
Muchos describen el rock’n’roll como el resultado de un blanqueamiento del rhythm’n’blues a golpe de música hillbilly, pero también es verdad (sobre todo) lo contrario: el rhythm’n’blues contamina la música blanca y la hace más negra. El blanqueamiento del rock pone en boga a sujetos como Pat Boone, pero el que influirá a los artistas del futuro será el rock’n’roll más cercano a sus orígenes negros. Los riffs de Chuck Berry y Bo Diddley, los chillidos y la presencia escénica de Little Richard, Jerry Lee Lewis tocando el piano con los pies (antic del vodevil negro insertado en un nuevo contexto)... Es esta la materia que sedimenta y se convierte en tierra fértil. Con tales alforjas el rock’n’roll se convertirá en rock-y-punto, esto es, en una música más variada, facetada y auto-consciente. De hecho, una cultura, no sólo una música.
Sí, existe también un Jerry Lee Lewis blanco-blanco, que toca estúpido country&western, pero ¿a quién coño le importa? Después de todo, toca en el fondo de un punto muerto. El country-rock y el country-punk de las siuientes décadas recorrerán otros caminos, no nacerán de su repertorio “nostálgico”.

ARTICULO COMPLETO AQuÍ EN EL TERROR

y Aquí las imágenes que comenta el Wuming1

No hay comentarios: