Entre el pecho henchido de himnos
y los huesos colmados de cieno y cal.
Entre las manos del pianista excelso
y la poda de dedos en los talleres.
Entre el cerco del laurel y las cabezas taladas.
Entre la visión panorámica del pintor
y los ojos de miedo
de aquella que describió la ciudad sitiada.
Entre el toque de queda
y las pieles nocturnas.
Entre la pared que alimenta tu sombra
y el paredón.
Libro de la servidumbre, Germanía, 2011.
17 marzo 2013
11 marzo 2013
PERPLEJIDAD ANTE EL OLMO SECO
En las afueras,
un paisaje calcinado.
Y en el paisaje,
un tronco seco
vencido en la estación
del hacha y la sequía.
Y en el tronco,
un brote.
Un brote arrancado.
Libro de la servidumbre, Germanía, 2011.
09 marzo 2013
PRACTICIDAD DE LOS PRIVILEGIOS
Los árboles no necesitan raíces.
Sólo dar frutos.
Las nubes no precisan honrar al río.
Sólo entregar la lluvia.
Las hojas secas no requieren buscar su rama.
Sólo tapizar la tierra y las tumbas.
Las veletas no urgen saber nada
del origen de los vientos.
Sólo señalar su dirección.
En la tormenta no se distinguen
las lágrimas de los escupitajos.
Libro de la servidumbre, Germanía, 2011.
Sólo dar frutos.
Las nubes no precisan honrar al río.
Sólo entregar la lluvia.
Las hojas secas no requieren buscar su rama.
Sólo tapizar la tierra y las tumbas.
Las veletas no urgen saber nada
del origen de los vientos.
Sólo señalar su dirección.
En la tormenta no se distinguen
las lágrimas de los escupitajos.
Libro de la servidumbre, Germanía, 2011.
05 marzo 2013
PRESUNCIÓN DE INOCENCIA
Hay quienes en todo sombra tragan,
siembran espinas en sus propias flores,
se adueñan de su miedo y lo forjan usura.
Hay quienes viven en el yermo hechizo
de los sueños que dicen francos
y se despiertan agavillando nervios
–su sombra, su vida, su bilis, sus brazos–
al engranaje que fabrica muertos.
Hay quienes creen que la aventura es vértigo
y duermen serenos en amnióticos zulos.
Hay quienes sin más se rinden,
se entregan todavía sin espanto
y ceden sin culpa, sin queja,
en la presunta inocencia,
en la servidumbre tranquila.
Hay quienes viven bien en el cadalso
sin notarse la soga en torno al cuello.
"Libro de la servidumbre", Germanía, 2011.
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