Los árboles no necesitan raíces.
Sólo dar frutos.
Las nubes no precisan honrar al río.
Sólo entregar la lluvia.
Las hojas secas no requieren buscar su rama.
Sólo tapizar la tierra y las tumbas.
Las veletas no urgen saber nada
del origen de los vientos.
Sólo señalar su dirección.
En la tormenta no se distinguen
las lágrimas de los escupitajos.
Libro de la servidumbre, Germanía, 2011.
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