Entre el pecho henchido de himnos
y los huesos colmados de cieno y cal.
Entre las manos del pianista excelso
y la poda de dedos en los talleres.
Entre el cerco del laurel y las cabezas taladas.
Entre la visión panorámica del pintor
y los ojos de miedo
de aquella que describió la ciudad sitiada.
Entre el toque de queda
y las pieles nocturnas.
Entre la pared que alimenta tu sombra
y el paredón.
Libro de la servidumbre, Germanía, 2011.
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