14 abril 2005

Infierno, campo de concentración, parque temático.

No es todo lo que parece: Lee más en el link.

En 1914, el extravagante escritor francés Raymond Roussel publicaba un opúsculo titulado "Propuesta a Dios para mejorar técnicamente las penas del Infierno", en el que se enumeran y describen toda una serie de sofisticadísimas máquinas destinadas a aumentar el sufrimiento de los condenados:
"A pocos metros de la boca del Infierno, los condenados serán conducidos al Tornado, donde cabeza abajo y con los pies al aire, maniatados en sus calderos por una barra de hierro, girarán a 80 km./h en el corazón de un torbellino de raíles, un ciclón estable de carriles de acero tan veloz que la existencia de los pecadores se diluirá en un unánime y angustiado grito de terror. A continuación vendrá el Carillón, una plataforma móvil que rueda verticalmente y se desencadena luego en una sucesión siempre aleatoria de movimientos giratorios, vibratorios, zumbidos, caídas, arrastres y enroscamientos capaces de hacer claudicar la voluntad más fuerte. Después encontraremos la Torre, donde los reos son elevados hasta una altura de cien metros y despeñados desde allí en caída libre y levantados de nuevo y de nuevo precipitados con la ayuda de una pavorosa grúa de hierro. Luego llegaremos a la Turbina, una especie de cordillera de aceros vertiginosos, desprovista de suelo, en la que los calderos individuales serán sometidos a dobles giros simultáneos, despedidos a 35 metros de altura, disparados y proyectados a través de rizos y movimientos en espiral, siempre suspendidos boca abajo a lo largo de estos tentáculos de cobre rojo. A Dios le gustará también, me parece, el Boomerang, un gigantesco lazo vivo, construido con los más avanzados y flexibles materiales de nuestra ciencia moderna, en el que el condenado, suspendido en su marmita, será arrastrado hacia arriba, liberado a cuarenta metros del suelo, recuperado y elevado rápidamente hasta el extremo de esta máquina en forma de soga de ahorcado y luego empujado de nuevo hacia atrás hasta el punto de partida; durante este vertiginoso trayecto, que dura un segundo, los condenados dan seis mil vueltas sobre sí mismos".
Otro escritor de nuestra tradición subterránea, el místico sueco Swedemborg, describió en su obra "Del cielo y del infierno" algunos de los antros infernales que había visitado en sus frecuentes excursiones espirituales:
"Las muchedumbres reunidas bajo el gran arco eran divididas en grupos y conducidas por sus respectivos guías a lo largo de una red de pistas deslizantes, penetraciones rápidas y anillos de
circunvalación que ordenaban la circulación, a veces muy densa, de los condenados. Dentro del gigantesco anillo exterior, los grupos se iban repartiendo velozmente por toda esta madeja de ramales, bifurcaciones y nudos, señalados mediante una combinación siniestra de letras y números: S1, S2, A21, A2, A4, R3, M30, signos sin duda de la ominosa cábala del Apocalipsis. En el centro de esta monstruosa tela de araña se hallaba ASFINAG, la bestia que vigila y regula todos los movimientos".
Un folleto publicitario de uno de los más famosos parques temáticos de España, Terra Mítica, describe así los irresistibles encantos de sus atracciones:
"El parque más visitado de Europa... Verá más gente que en ninguna otra parte y los alegres chillidos le atraerán, por ejemplo, a nuestro círculo volante, donde podrá usted chocar una y otra vez, rodando por el suelo, con sus familiares... Por encima de su cabeza verá alegres visitantes dando vueltas en las más diversas posturas: boca arriba, pies al aire, encogidos por la emoción, haciendo molinetes con las manos... En nuestra casa del Terror podrá visitar el antro de los hoyos, todos redondos y de igual tamaño, donde verá girar en medio de las llamas a los más siniestros personajes de la historia... En medio de un río de sangre, saldrán del Erebo las almas de los muertos, agitándose con grandísimo murmullo alrededor de estos fosos: podrá ver a los antiguos héroes griegos, a Elpénor, a Tiresias, a la desgraciada Anticlea, madre de Ulises, a la bellísima Cloris y a la infeliz Ariadna, asesinada por Artemisa".
Un joven de nombre Manuel relata con este entusiasmo en un foro de internet su visita al parque de la Warner de Madrid:
"Fue guai. Había mogollón de gente y tuvimos que esperar una hora para entrar. Los guardias de seguridad eran cojonudos, no dejaban que nadie se colara y además revisaban las bolsas para que nadie metiera comida de casa; hacen bien porque dentro hay varios MacDonalds y mostrando la entrada te hacen una rebaja en las hamburguesas. En la puerta te ponen un tatuaje en la muñeca y si no lo tienes no te dejan subir a las atracciones. Las medidas de seguridad son geniales: en todo momento los guardias te dicen qué tienes qué hacer, si debes usar una u otra ropa, comprueban que estás bien atado e imponen un poco de orden, pues todo son codazos y empujones. Lo más divertido es esperar la larga cola para montar en la Lanzadera y escuchar, sin verlos, a los que te preceden, que gritan y aúllan como locos".
Para acabar con esta sucesión de citas sin aparente relación entre sí, añado el pasaje en el que Imre Kertesz, premio Nobel de literatura y superviviente de los campos nazis, describe uno de los lager alemanes:
"El recinto del campo se encuentra rodeado por una valla de ocho pies de altura de hierro forjado. Cerca de las entradas y por todo el campo hay cámaras equipadas con detectores de movimiento. La totalidad del campo, incluyendo las zonas de oficiales, puede iluminarse con grandes focos simplemente apretando un interruptor. El área de servicio de la parte trasera está rodeada de un muro de cemento de seis pies de altura -las dos puertas de servicio permanecen cerradas y vigiladas con cámaras y con un circuito de comunicaciones de voz en ambas direcciones; las puertas se accionan por control remoto desde un "observatorio" de seguridad. Haces de infrarrojos detectan a los potenciales intrusos o fugitivos que pudieran esquivar las
cámaras trepando por la pared".
Tomado de CULTURA Y NIHILISMO: LA INSOSTENIBILIDAD DEL HOMBRE (Conferencia pronunciada durante la Semana de Filosofía de Pontevedra, 30 de marzo del 2005)
Santiago Alba Rico.

2 comentarios:

garcía argüez dijo...

Absolutamente magistral, qué bueno, no tiene desPerdicio ¿de dónde sacaste esa joyita?
besos
(por cierto; ayer le echamos a usted de menos en el pay-pay)

David Monthiel dijo...

Lo colgó el Alba Rico de Rebelion. En el link está el pdf completo de la conferencia que aclara estos "supuestos textos".
un abrazo miguelange