18 febrero 2010

T.S. Norio

DE LA GASTRONOMÍA EN BABILONIA

Si se está preparando una paella y se descubre con el arroz ya echado y los invitados a punto de llegar que no nos queda sal, se busca con rapidez alucinante por los arrabales una mujer pecadora y se la exhorta a abandonar la ciudad en ese mismo momento por el expediente de quemar la ciudad. En cuanto la mujer se encuentre en las afueras de la ciudad se consigue con cualquier truco inocente que vuelva la cabeza a ver las llamas que se levantan sobre las chimeneas y las torres de los campanarios y los bosques de antenas, con lo que la mujer se convertirá al momento, por un mecanismo que no es necesario explicar, en estatua de sal. Enseguida se saca un pocillo y un rascador que en todo momento habremos llevado en el bolsillo y se rasca, de la parte de la nuca, la sal que necesitemos. Luego, con cuidado de que el pocillo no se vierta, se abalanza uno de regreso por entre las calles despavoridas y la peña en llamas, porque el arroz, ay, no espera.

de "El tesoro de los cuentos", KRK, 2004

ACADEMIA RILKE

nominativo amada amado amantes
bocativo ángel animal árboles astros
acusativo templo
genitivo sonrisa
dativo un cigarrito
ablatibo biento

de "Academia Rilke", LF ediciones, 2003

De T.S. Norio

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