25 junio 2013

Aimé Césarire

Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento es una civilización decadente.
Una civilización que elige cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales es una civilización enferma.
Una civilización que hace trampas con sus principios es una civilización moribunda.
El hecho es que la civilización llamada europea, la civilización occidental, tal como le dieron forma dos siglos de régimen burgués, es incapaz de resolver los dos problemas mayores que originó su existencia: el problema del proletariado y el problema colonial; que, presentada ante el tribunal de la razón y ante el tribunal de la conciencia, esta Europa no puede justificarse; y que, cada vez más, se refugia en una hipocresía tanto más ociosa cuanto que cada vez tiene menos posibilidades de engañar.

06 junio 2013

Canción del levantado

No adoptes nunca el nombre que te dé la policía 
No acerques tu caricia a la piel del invasor 
No comas de su trigo, no bebas más su leche 
No dejes que tu alberca la vuelvan lodazal 

No esperes casi nada de su magistratura 
No reces en su lengua, no bailes con sus ropas 
No pierdas nunca el agua que duerme a los guardianes 
Ni alojes en su boca la sal de tu estupor 

No guardes en el sótano más bombas incendiarias 
No firmes con tu letra los presagios del poder 
No tiendas más cadáveres en la comisaría 
No esperes nunca nada de la voz del ataúd

No entregues tu camisa a ninguno de sus bancos 
Ni viertas en tu vientre el pozal de una bandera 
No lleves a tu amigo a los pies del impostor 

No dejes que su lengua fructifique tras tu casa 
No permitas a tus hijos, 
nunca dejes a tus hijos 
esconderse en su jardín.


Enrique Falcón, Porción del enemigo, Calambur, 2013.