30 octubre 2010

ACTUALIZACIÓN FESTIVA: La Barca de Sua GANAN el Fernando Quiñones



Las amigas de LBS habían sido seleccionadas para la fase final del Certamen Fernando Quiñones de Cádiz, en la categoría Pop/Rock.

El sábado día 30 estuvieron tocando en la Sala W (Avenida de Portugal, 30) junto al resto de finalistas. A eso de las 2:29, lel jurado decidió.

-Es para nosotras- dicen todas las amigas de LBS a la vez- un gran honor volver a tocar en Cádiz, más todavía si es a la memoria del nuestro bienamado Fernando y aún más vencer por goleada.

ENHORABUENA, malandrines.

Web certamen: www.certamenfernandoquinones.com
Web Sala W: www.wsala.eu





26 octubre 2010

Presentación de Carne de gato


Presentación de la novela
C A R N E D E G A T O
de Miguel Ángel García Argüez
(Editorial Paréntesis)
Invita a su lectura el escritor Rafael Marín
JUEVES 28 19’30h.

Biblioteca Provincial de Cádiz
(frente a la plaza de Las tortugas)

Aquí la ficha de la novela en la web de la editorial
Aquí una entrevista sobre la novela
Aquí informacón sobre Rafael Marín
Y aquí una reseña de la novela por Daniel Ruiz.

22 octubre 2010

MAÑANA EN ROTA


Mañana tenemos Actividad del Circuito Literario Andaluz 2010:

- Localidad: Rota (Cádiz)
- Actividad: Lectura pública del Circuito Literario Andaluz 2010
- Fecha: 22/10/2010
- Hora: 12:00
- Lugar: Biblioteca Pública Municipal. C/. Ignacio Merello, 8
- Duración: 1 hora



20 octubre 2010

EL RESIDENTE AUSENTE DICE


Al habla el Residente Ausente

El que vive en tu temblor y afila sus dientes

El que sabe de inmediato cuando mientes

El que mira a tu novia con ojos de serpiente

¿qué quieres que te cuente?

Yo no soy de andar dando lecciones

Y me ponen muy nervioso los sermones

Prefiero dejarme llevar por este ritmo gordo

Denso violento

Acercarme a esa muchacha que con su movimiento

Hace que se recombinen los elementos

De la tabla periódica

Que tiemblen los fundamentos

De la física teórica

Alrededor de sus caderas gira el mundo

Y yo me pierdo ahí sin dudarlo un segundo

Sólo quiero que por un momento

Saques la cabeza de la pantalla

Para que descubras el verdadero campo de batalla

Para que veas cómo viene la tralla

Y cómo las calles donde vives estallan

Porque aunque uno no quiera pelea

A veces viene incluida en la tarea

Si no quieres que te lleve la marea

El residente ausente al habla

No viene aquí a preguntarte las tablas

El residente ausente is in da house

Mira a todo el mundo tan asfixiao

Porque se nos olvidó que bailar

Es una buena forma de empezar a luchar

Y ¿para qué la lucha? escucha:

Por esse pão pra comer,

por esse chão prá dormir
A certidão pra nascer

e a concessão pra sorrir
Por me deixar respirar,

por me deixar existir

Por lo básico lo simple y lo precioso

Por lo tan pequeño y delicioso

Por una conversación sin prisas en cualquier calle

Por ser algo más que un número o apenas un detalle

En la última estadística del desconsuelo

Por ese perfume que huelo

Y es tu piel

Miel

Sin precio

Sin precio

No hacemos comercio

Con lo verdaderamente necesario

Con lo que nos empuja a diario a la pelea

Que es vivir en tiempos de marfea

Con lo que no se bromea

Ahora déjate llevar por la cadencia

Muévete orgánica

Con paciencia

El residente ausente se hizo presente

Para disparar rimas

Incandescentes

Que te mantengan conectada la mente

Mientras mueves el cuerpo con ritmos

Indecentes

Baila bien pegado

Que es mejor el movimiento

Acompañado

Y guarda algo de tu energía

Para los pleitos de cada día

Muévete como se mueve la lumbre

Enciéndeme el hambre

Que el residente se retira al golpito

Pasito a pasito

Mordiendo como una arepa

De diablito

Con guasacaca

Que te quema los labios

Y la garganta

Déjame quemarme en tu llamarada

Déjame beberme tu sudor

Déjame deshacerme

En tu calor

En tu arder

En tu arder

Revivo en tu placer

Revolucionario

Porque cambia las bases

De la vida de a diario


Tomado del tumblr del Residente Ausente


17 octubre 2010

"Todavía no he llegado a descubrir si esta ciudad es simplona o sabia"



El autor publica con Paréntesis 'Carne de gato', un acercamiento a la realidad de la juventud gaditana. "Cádiz no es hoy cuna de ninguna libertad -afirma-. Ese es otro tópico, y especialmente dañino"

Pilar Vera/cádiz | Actualizado 17.10.2010 - 05:00


Si alguien tuviera que escribir un Cuarteto de Alejandría gaditano, lejos de lo pretencioso y cercano a la realidad, habría pocas opciones mejores que la de Miguel Ángel García Argüez (La Línea, 1969). Poeta, novelista, letrista de Carnaval y profesor de dilatada experiencia en talleres de escritura creativa, Argüez ha desarrollado voz y mirada privilegiadas a la hora de medir y explicar qué se ve en la radiografía del Cádiz actual, qué hay de sus males pasados, qué debería prevenir y, sobre todo, cómo y hacia dónde respiran sus habitantes.

-Es bastante acertada la descripción de esta novela como "descarnada postal costumbrista". Como dirían los de Gomaespuma, cuando Dios aprieta, ahoga pero bien...

-Sí, y de eso sabe mucho la juventud gaditana, sin futuro y casi sin presente. Cuando me preguntan de qué va Carne de gato siempre digo: de cómo ser veinteañero y sobrevivir en el Cádiz de la era Teófila (risas). Yo no soy veinteañero, claro, pero esa generación y sus descorazonadoras circunstancias me parecen una buena metáfora de la ciudad toda. La novela, de todas formas, es en realidad un enorme canto de amor a esta ciudad.

-Sin embargo, no es una historia que mueva a la desesperanza...

-Me alegro que te lo parezca. El final, ciertamente, es impreciso y abierto, no sabemos qué va a pasar a partir mañana con estos personajes, pero hay algo difuso, borroso, allá al fondo de la novela que trata de mostrar luz y esperanza. O al menos así intenté que fuese.

-Hace un retrato de una ciudad desesperada y por momentos surrealista. Hay una descripción que me gusta especialmente y que termina en esta frase: "Por todas las esquinas huele intensamente a bahía, a puchero y a desesperanza". ¿Diría que tiene Cádiz la sonrisa forzada?

-Bueno, el siempre tan ponderado humor especial de las gentes de Cádiz es muy reconocible y, aunque tópico, es bastante cierto. Sin embargo no sé si eso hace bien o mal a la salud colectiva de esta ciudad, sobre todo sólo se limita a chistes ingeniosos o folklóricos golpes de pecho. No conozco otro pueblo que entone tan divertidos y estremecedores cantos de rebeldía al mismo tiempo que se arrodilla y traga de forma tan pasiva. Es algo realmente desolador y enternecedor a la vez. Yo aún no llego a descubrir si esta ciudad es simplona o sabia. En realidad, eso forma parte de su belleza y su misterio.

-Hambre, sueño, frío y miedo. Resortes que mueven a los animales y a los protagonistas, explica, de este libro. Conforman -hambre, sueño, frío y miedo- la lista de necesidades homeostáticas, básicas. Sólo cuando nos libramos de ellas, dicen los estudiosos del comportamiento, es cuando podemos empezar a actuar en libertad.¿Qué tal nos ve de libre albedrío en la cuna de las libertades?

-Cádiz hoy por hoy no es cuna de ninguna libertad. Ese es otro tópico, y especialmente dañino. Libertad, a lo sumo, para cantar y poco más. ¡Pero si aquí la gente ni siquiera es libre para decidir si puede vivir en su ciudad o debe marcharse fuera! ¿Pero de qué clase de libertad estamos hablando?

-Tal vez alguien podría encontrar exageradas o marginales algunas de las realidades que plantea en el libro. Pero en realidad no están lejos. O, al menos, esas realidades están más cerca de cualquiera de nosotros que el cartón piedra de diseño al que creemos pertenecer.

-Exagerada, no. Y marginal, pues depende desde donde te posiciones. Como en todos sitios, existen muchas realidades en Cádiz: desde la que ven y creen habitar quienes diseñan la imagen relamida y falsa que genera la propaganda institucional hasta la de los jubilados con la cocina apuntalada o los jóvenes que tienen que emigrar. La que retrata Carne de gato es otra de ellas, marginal o no, no sé, pero desde luego no exagerada. Es purita vida.

-Sus personajes son, como somos todos, "seres heridos y llenos de deseos" que se encuentran. Y luego resulta que a veces, a fuerza de que querer encontrarnos, lo que hacemos es colisionar.

-Lo has explicado mejor que yo. Gran verdad, aunque es cierto que también a fuerza de colisiones nos vamos encontrando, y conociendo, y amando.

-Iba a decirle que para cuándo un acercamiento cómico... pero la verdad es que esta fotografía roza también la comedia...

-Sí que tiene, en mitad de la amargura, destellos, si no cómicos, sí al menos chistosos. Aunque para acercarse de forma cómica, y a la vez épica, a la realidad gaditana eso ya lo hacen sus propios ciudadanos cada Carnaval. Y creo que mejor que de esa manera, no se puede hacer.

16 octubre 2010

Qué bonita que és Reykiavik


LOS ISLANDESES SALEN A LA CALLE CONTRA LA CRISIS ARMADOS DE HUEVOS, LECHUGAS Y CACEROLAS


Las caceroladas contra bancos y políticos resuenan en Islandia
La crisis ha sacado a los islandeses a la calle para practicar el cacerolazo contra los bancos. Lanzan lechugas a los políticos y depositan las llaves de los coches ya embargados en las puertas del Parlamento.

Alberto Arce / Reykjavik (Islandia)
Diagonal. Viernes 15 de octubre de 2010. Número 135


La cacerola también ha llegado a Islandia. Cocinada a golpes de un descontento popular, con pocas especias, sin banderas ni partidos, la protesta que quita el hambre pero no alimenta. Se sostiene sobre el fuego lento del desempleo y la ejecución hipotecaria. Si el cacerolazo argentino se gestaba cantando, los islandeses han elegido aullar desde las cocinas de las casas que pierden. Los huevos, lechugas y barras de pan que los políticos esquivan, protegidos tras carreras y paraguas, en su ceremonial camino desde el Parlamento a la catedral de Reykjavik aceleran el vaciado de las despensas. Como si los ciudadanos tuvieran prisa por llegar al límite de sus posibilidades para forzar un cambio en la situación.

Es 1 de octubre, día en el que se abre el periodo de sesiones del año político en el Parlamento, y se impone un “que se vayan todos” rudo y tormentoso. Del Atlántico norte. Sin tambores ni cantos. Aquí, quedarse en la calle significa mucho frío. Varias personas dejan las llaves de sus coches a las puertas del Parlamento, un lugar cada vez más sucio y pegajoso. Entre restos de vegetales, las llaves de decenas de coches que ya nadie puede pagar. “Que se las queden. ¿Sabes que cada día alguien quema su casa para que el banco no se la quede?”.

Un hombre insulta, solo, blandiendo su cartel en una esquina de la plaza, agotando su catálogo de expresiones respecto a la evacuación de excrementos. Su discurso colabora a comprender el enfado que transmite: “Un 9% de desempleo es inasumible para el que fuera uno de los países con mayor nivel de vida del mundo hace cuatro años”, resume.

Miles de casas embargadas

Hay 46.000 familias que tienen dificultades para llegar a fin de mes, y 13.000 casas embargadas por los bancos. Le gustan las cifras. “Islandia tiene sólo 305.000 habitantes”. Completa su lección de economía en crisis con la cifra de la emigración. 6.090 islandeses han emigrado por motivos económicos desde el estallido de la crisis en enero de 2009. “Por primera vez en décadas, la gente que se va supera a la que llega”.

La policía no puede contener a los manifestantes. Porra al hombro, sprays de mostaza en la mano, se ven claramente superados. Las vallas no han servido para nada. No obstante, nadie tiene intención de provocar disturbios. Tan sólo quieren estar lo más cerca posible de los diputados y ministros para acertar con sus proyectiles vegetales. Un albañil de dos metros y más de cien kilos, casco y herramientas al cinto, se pasea entre la gente con un gorro de lana en las manos. Recoge monedas. ¿Es para financiar la protesta? “No, es para pagar la hipoteca de mi casa”. Un pescador se manifiesta con un desatascador de cañerías en cada mano. “Nuestros políticos son como los desperdicios que circulan por los desagües. No nos los merecemos.

Les preocupan mucho más sus reuniones con el Fondo Monetario Internacional que los trabajadores locales. Han abandonado al país. No nos representan. Tienen que dimitir todos”. Está más triste que enfadado. “Lo he perdido todo. Una vida de trabajo para conseguir una casa y una familia y con 54 años lo he perdido todo. No tengo casa ni familia. Por su culpa. Lo único que he hecho en toda mi vida ha sido trabajar”.

A su lado, un joven disfrazado de caballero inglés de principios del siglo pasado se manifiesta en silencio mientras muestra una copia de V de Vendetta orientada hacia el Parlamento. No tiene más que decir. Cambia de opinión. Se da media vuelta, se baja los pantalones y muestra el trasero. Varias personas más le imitan. Islandia es el único lugar del mundo donde se va a procesar al Primer Ministro por su responsabilidad en la crisis. ¿No les parece suficiente? “No. Las familias políticas comenzaron a tejer su tela de araña en 1944 cuando se proclamó la República y de tanto repartirse el poder y los cargos, la han endurecido tanto que ahora es imposible de romper. Tratan de utilizar como cabeza de turco a una persona para que cargue el sólo con las culpas de todos”.

Dos de los jóvenes que se han acercado a la protesta bien pertrechados con docenas de huevos tienen ganas de hablar. “Nosotros también somos culpables por endeudarnos en moneda extranjera sin ser conscientes de que nuestros bancos no tenían capacidad suficiente para soportar la situación”. Y siguen: “Ni el Gobierno ni los bancos realizaron ninguna previsión, no les importaba nada más que la cuenta de resultados a corto plazo y nos dejamos engañar. ¿Tú sabes lo que pasó en Argentina hace muchos años? Pues aquí ha sucedido algo parecido. Se infla el crédito artificialmente, unos pocos hacen mucho dinero y muchos se joden la vida para siempre”.

¿Cuántos años tienes? “23”. ¿Vas a irte del país? “No. De ninguna manera. Este es mi país”. ¿Por qué estás aquí? “Porque miro a mi alrededor y mis amigos, mi familia, lo han perdido todo. Todo. Yo estoy aquí para demostrar que si nos lo quitan todo, podemos empezar de cero otra vez. Miro a mi alrededor y no soporto lo que veo. Es injusto. Salvan a los bancos y dejan que la gente se hunda”. La mujer que recoge las llaves de los coches se esfuerza para conseguir que el montón permanezca ordenado. Llama a los fotógrafos para que capturen la escena. Una y otra vez. Dejan de hacerle caso. Está bebida. Excesivamente maquillada, con una lata de cerveza en la mano a estas horas, apenas rebasado el mediodía, grita en medio de la multitud y nadie hace caso.

Desde dentro del edificio, un par de diputadas, inmunes a los insultos y los aullidos, protegidas tras los cristales, sacan fotos de la mujer que recoge llaves de coches embargados para entregárselas a la clase política. Nadie las aceptará, nadie se sentará a escucharla. A fin de cuentas, es sólo una borracha que grita.
Crisis sin solución a la vista

En 2006, Islandia disponía de mayor renta per cápita que Estados Unidos o Reino Unido. En 2007, Naciones Unidas la declaraba “mejor país del mundo para vivir”. Un jueves de octubre de 2008, Reykjavik vivía escenas como las que se vivieron en Argentina en el año 2001, con los ciudadanos haciendo colas ante los bancos para retirar sus ahorros ante el riesgo de que su dinero se volatilizase.

Un tipo de cambio inflado ante el que casi nadie se preocupó porque permitía disfrutar del apasionante mundo de las compras a crédito y el “deme dos” unido a un Banco Central sin capacidad de emitir moneda fiable, llevó a la devaluación de la corona y el desplome de la economía, endeudada en moneda extranjera. A finales de 2010 el país se encuentra sumido en una crisis sin solución a corto plazo.




13 octubre 2010

NATACIÓN


He aprendido a nadar en seco. Resulta más ventajoso que hacerlo en el agua. No hay el temor a hundirse pues uno ya está en el fondo, y por la misma razón se está ahogando de antemano. También se evita que tengan que pescarnos a la luz de un farol o en la claridad deslumbrante de un hermoso día. Por último, la ausencia de agua evitará que nos hinchemos.
No voy a negar que nadar en seco tiene algo de agónico. A primera vista se pensaría en los estertores de la muerte. Sin embargo, eso tiene de distinto con ella: que al par que se agoniza uno está bien vivo, bien alerta, escuchando la música que entra por la ventana y mirando el gusano que se arrastra por el suelo.
Al principio mis amigos censuraron esta decisión. Se hurtaban a mis miradas y sollozaban en los rincones. Felizmente, ya pasó la crisis. Ahora saben que me siento cómodo nadando en seco. De vez en cuando hundo mis manos en las losas de mármol y les entrego un pececillo que atrapo en las profundidades submarinas.

Virgilio Piñera

11 octubre 2010

RASTROS DE CARMÍN, Greil Marcus


Rastros de carmín (Anagrama) es un libro acerca de movimientos culturales y artísticos que aparentemente apenas dejan huella, de corrientes e ideologías que no aparecen en los manuales, pero que de repente brotan como un estallido de violencia. Marcus traza una historia alternativa a partir del punk. ¿De dónde procedía el aullido de Johnny Rotten? Para Marcus, el punk fue un movimiento social, una corriente de pensamiento espontáneo y maximalista. Pero el punk no salió de la nada.

El rastreo se remonta hasta los anarquistas místico-lujuriosos y los heréticos milenaristas de laEuropa medieval. El hilo secrto lo conduce hasta el dadaísmo, el cabaret Voltaire de Zurich, la Iternacional Letrista y la Situacionista.


Greil Marcus es autor de "Mistery train", un libro aclamado como el mejor volumen escrito acerca de los EEUU a través de la música, y de "Invisible republic", sobre Dylan y The Band.
"Entre otras cosas, como acontecimiento inscrito en un determinado periodo cultural, fue un verdadero terremoto que cambió el panorama y puso de manifiesto, con crudeza y en primer plano, todo tipo de fenómenos anteriormente ocultos. "O Superman" no hubiese sido más que una una hermética curiosidad restringida a unos pocos cenáculos artísticos antes de los Sex Pistols, antes de Gang of Four, antes de las Slits; después de la existencia de estos grupos pudo invadir el centro de la vida pop".
algo más por aquí


Y en los comentarios más, mucho más.

06 octubre 2010

CARNE- Virgilio Piñera

SUCEDIÓ CON GRAN SENCILLEZ, sin afectación. Por motivos que no son del caso exponer, la población sufría de falta de carne. Todo el mundo se alarmó y se hicieron comentarios más o menos amargos y hasta se esbozaron ciertos propósitos de venganza. Pero, como siempre sucede, las protestas no pasaron de meras amenazas y pronto se vio a aquel afligido pueblo engullendo los más variados vegetales.
Sólo que el señor Ansaldo no siguió la orden general. Con gran tranquilidad se puso a afilar un enorme cuchillo de cocina, y, acto seguido, bajándose los pantalones hasta las rodillas, cortó de su nalga izquierda un hermoso filete. Tras haberlo limpiado lo adobó con sal y vinagre, lo pasó –como se dice- por la parrilla, para finalmente freírlo en la gran sartén de las tortillas del domingo.
Sentose a la mesa y comenzó a saborear su hermoso filete. Entonces llamaron a la puerta; era el vecino que venía a desahogarse...Pero Ansaldo, con elegante ademán, le hizo ver el hermoso filete. El vecino preguntó y Ansaldo se limitó a mostrar su nalga izquierda. Todo quedaba explicado. A su vez, el vecino deslumbrado y conmovido, salió sin decir palabra para volver al poco rato con el alcalde del pueblo. Éste expresó a Ansaldo su vivo deseo de que su amado pueblo se alimentara, como lo hacía Ansaldo, de sus propias reservas, es decir, de su propia carne, de la respectiva carne de cada uno. Pronto quedó acordada la cosa y después de las efusiones propias de gente bien educada, Ansaldo se trasladó a la plaza principal del pueblo para ofrecer, según su frase característica, “una demostración práctica a las masas”.
Una vez allí hizo saber que cada persona cortaría de su nalga izquierda dos filetes, en todo iguales a una muestra en yeso encarnado que colgaba de un reluciente alambre. Y declaraba que dos filetes y no uno, pues si él había cortado de su propia nalga izquierda un hermoso filete, justo era que la cosa marchase a compás, esto es, que nadie engullera un filete menos. Una vez fijados estos puntos diose cada uno a rebanar dos filetes de su respectiva nalga izquierda. Era un glorioso espectáculo, pero se ruega no enviar descripciones. Por lo demás, se hicieron cálculos acerca de cuánto tiempo gozaría el pueblo de los beneficios de la carne. Un distinguido anatómico predijo que sobre un peso de cien libras, y descontando vísceras y demás órganos no ingestibles, un individuo podía comer carne durante comer durante ciento cuarenta días a razón de media libra por día. Por lo demás, era un cálculo ilusorio. Y lo que importaba era que cada uno pudiese ingerir su hermoso filete.
Pronto se vio a señoras que hablaban de las ventajas que reportaba la idea del señor Ansaldo. Por ejemplo, las que ya habían devorado sus senos no se veían obligadas a cubrir de telas su caja torácica, y sus vestidos concluían poco más arriba del ombligo. Y algunas, no todas, no hablaban ya, pues habían engullido su lengua, que dicho sea de paso, es un manjar de monarcas. En la calle tenían lugar las más deliciosas escenas: así, dos señoras que hacía muchísimo tiempo no se veían no pudieron besarse; habían usado sus labios en la confección de unas frituras de gran éxito. Y el alcaide del penal no pudo firmar la sentencia de muerte de un condenado porque se había comido las yemas de los dedos, que, según los buenos gourmets (y el alcaide lo era) ha dado origen a esa frase tan llevada y traída de “chuparse la yema de los dedos”.
Hubo hasta pequeñas sublevaciones. El sindicato de obreros de ajustadores femeninos elevó su más formal protesta ante la autoridad correspondiente, y ésta contestó que no era posible slogan alguno para animar a las señoras a usarlos de nuevo. Pero eran sublevaciones inocentes que no interrumpían de ningún modo la consumación, por parte del pueblo, de su propia carne.
Uno de los sucesos más pintorescos de aquella agradable jornada fue la disección del último pedazo de carne del bailarín del pueblo. Éste, por respeto a su arte, había dejado para lo último los bellos dedos de sus pies. Sus convecinos advirtieron que desde hacía varios días se mostraba vivamente inquieto. Ya sólo le quedaba la parte carnosa del dedo gordo. Entonces invitó a sus amigos a presenciar la operación. En medio de un sanguinolento silencio cortó su porción postrera, y sin pasarla por el fuego la dejó caer en el hueco de lo que había sido en otro tiempo su hermosa boca. Entonces todos los presentes se pusieron repentinamente serios.
Pero se iba viviendo, y era lo importante, ¿Y si acaso...? ¿Sería por eso que as zapatillas del bailarín se encontraban ahora en una de las salas del Museo de los Recuerdos Ilustres? Sólo se sabe que uno de los hombres más obesos del pueblo (pesaba doscientos kilos) gastó toda su reserva de carne disponible en el breve espacio de 15 días (era extremadamente goloso, y por otra parte, su organismo exigía grandes cantidades). Después ya nadie pudo verlo jamás. Evidentemente se ocultaba... Pero no sólo se ocultaba él, sino que otros muchos comenzaban a adoptar idéntico comportamiento. De esta suerte, una mañana, la señora Orfila, al preguntar a su hijo –que se devoraba el lóbulo izquierdo de la oreja- dónde había guardado no sé qué cosa, no obtuvo respuesta alguna. Y no valieron súplicas ni amenazas. Llamado el perito en desaparecidos sólo pudo dar con un breve montón de excrementos en el sitio donde la señora Orfila juraba y perjuraba que su amado hijo se encontraba en el momento de ser interrogado por ella. Pero estas ligeras alteraciones no minaban en absoluto la alegría de aquellos habitantes. ¿de qué podría quejarse un pueblo que tenía asegurado su subsistencia? El grave problema del orden público creado por la falta de carne, ¿no había quedado definitivamente zanjado? Que la población fuera ocultándose progresivamente nada tenía que ver con el aspecto central de la cosa, y sólo era un colofón que no alteraba en modo alguno la firme voluntad de aquella gente de procurarse el precioso alimento. ¿Era, por ventura, dicho colofón el precio que exigía la carne de cada uno? Pero sería miserable hacer más preguntas inoportunas, y aquel prudente pueblo estaba muy bien alimentado.