29 febrero 2012

Variaciones Nuria de T.S. Norio en Cádiz y Sevilla

Mañana Jueves, 1 de marzo, 21:00 h, local de La Fuga librerías, en Sevilla.

Presentación de la novela Variaciones Nuria (Baile del Sol, 2011), del escritor asturiano T. S. Norio.
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Un movimiento inacabado: el rito, la nieve, el pájaro: Lectura de poemas a cargo de los escritores madrileños Óscar Curieses y Ernesto García López, que harán un repaso a sus trayectorias poéticas, sus libros, hilvanando textos inéditos así como otros ya publicados, en un diálogo creativo.

Presentarán el acto Carmen Camacho y David Eloy Rodríguez.


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Viernes, 2 de marzo en la librería La Clandestina de Cádiz.

Presentación de la novela Variaciones Nuria (Baile del Sol, 2011), del escritor asturiano T. S. Norio.

Presentará el acto David Franco Monthiel.

24 febrero 2012

EN LA CALLE NOS VEMOS

PRESENTACIONES  DEL LIBRO

EN LA CALLE NOS VEMOS
Agrupaciones callejeras del Carnaval de Cádiz

CÁDIZ- Miércoles 29 de febrero 2012 Hora: 19.00 horas Lugar: Salón de actos “Alejandrina Gessler (Madame Anselma)”, CENTRO INTEGRAL DE LA MUJER,… Plaza del Palillero, Cádiz.
Con la participación de Carmen Guerrero y Abel Al Jende, (autores), Joaquín Recio (editorial Atrapasueños)

SEVILLA- Viernes 9 de marzo 2012 Hora: 20.00 horas Lugar: Espacio-Librería Atrapasueños C/ Aceituno, 1 Sevilla
Con la participación de Carmen Guerrero y Abel Al Jende, (autores), Joaquín Recio (editorial Atrapasueños)
Colabora: Asociación Andaluza de Antropología
 

Busca el libro LIBRERÍA-CAFÉ LA CLANDESTINA C/JOSÉ DEL TORO, 23 Cádiz
O en la web www.libreria-atrapasuenos.com (a partir del día 29 de febrero)

22 febrero 2012

EL ARCO Y LA RAMA



Cuando era rama, fue su amigo,
y ahora que es arco, las persigue.
Al-Buqayra

Se preguntan
las astillas,
la leña,
los tocones:

¿No eran ramas
las que enastaron
con una hoja de acero?

¿No eran madera?

21 febrero 2012

TAKIJI KOBAYASHI MUERE DE UN ATAQUE AL CORAZÓN


20 de febrero de 1933


Dimensiones. Superficie: 9 m2. Altura: 2,6-2,7 m.
(lugar del eclipse de golpes).
Deben ser insonorizados
(para el grito en el decibelio de las uñas).
Pintados con pintura plástica resistente y lavable
(en la mancha que explota de tus pómulos).
Debe contar con enchufes y salida
para conexión telefónica y de ordenador
(en la morada última del desfallecimiento de los ojos).
Si van a ser utilizados como sala de identificación,
una de las paredes debe cumplir los requisitos
que se establecen en el punto 2.5.
(un sólo punto para ver la deflagración de los tejidos).
Puerta. Acolchada
(en la embestida de preguntas y nombres
que empujar al cieno de sus manos).
Debe contar con una mirilla de 0,25 x 0,25 m,
dotada con cristal ahumado
(panóptico de las horas y el rocío en el cuerpo cárdeno).
Iluminación. Artificial.
Ventilación. Artificial
(en la respiración trapeada).
Mobiliario y accesorios.
Deben estar ubicados en las salas de manera permanente:
1 mesa para el Instructor, de 1,20 x 8,80,
con silla sencilla tapizada
(en las horas de luz en los ojos de sangre).
1 mesa auxiliar de máquina de escribir u ordenador,
para el secretario con igual tipo de silla
(que tapona las palabras con ralos significados).
2 sillas sencillas para Letrado y acusado
(que aún busca motivos en la capucha).


de Libro de la servidumbre, Germanía, 2011.

13 febrero 2012

ARTICULOS VIEJUNOS 4: Los nuestros

Los nuestros


Uno se hace follower, seguidor de un blog, visita de vez en cuando un foro y se parte la caja con las respuestas de la gente-para-todo, crea un grupo sobre señoras en la red social más famosa o propone y asiste a la quedada en la plaza roja de Moscú para llevar camisetas con CCCP serigrafiadas en un acto de homenaje a los deportistas de los ochenta que tantos nombres de grupos indie nos ha dado. Así es el sentido de pertenencia posmoderno: una comunidad que se conforma y diluye en un tiempo y espacio (virtual) determinado. Esos son los nuestros. El conjunto de personas encapsuladas en sí mismas que participan de la cultura del consumo.
Los cinéfilos estarán de acuerdo. Las referencias al cine norteamericano como cosmovisión — violenta— de la realidad dan para analizar el sentido de pertenencia. Si digo que los nuestros son los buenos y que ser uno de los nuestros es algo que no sólo otorga status y sociabilidad sino también empoderamiento violento todos estarán pensando en el Ray Liotta de “Uno de los nuestros”. Los viejos —y la FAES— creían que dios estaba de su lado (Dylan lo cantó antes de ser detenido por merodear, en realidad sólo paseaba, por un barrio en el que un extraño es fulminantemente captado por las cámaras de seguridad). Y que había que matarlos a todos —a los Otros— y que ya dios los iría seleccionando. El Nosotros durante cuarenta años fue aglutinador carpetovetónico y a una voz, grande y libre, en las plazas sembradas de cabecitas de extras —aquella figuración barata— en las que se clavaban aquellas pancartas tan poco espontáneas. Luego, en los treinta y dos años de primavera, ese nosotros se fue desinflando hasta que quedó en el reducto de los deportes.
Es ahí donde más se habla de los nuestros: en los partes de la guerra civil cotidiana. La sección de deportes —independizada del rodillo de noticias habitual con plató y publicidad propia— abunda en esta definición eufemística de patria. Los nuestros ganan, los nuestros pierden, los nuestros han hecho declaraciones, los nuestros son los mejores del mundo. Los nuestros son patrocinados por una corporación asesina. Las variantes de este eufemismo nacionalista son La Roja y La Armada.
Pero Los nuestros tienen algo de serpiente de metal con cable de espino, con aduanas y deportaciones en masa, ya sean a la manera de los servicios de inteligencia europeos o a lo narco (disparándote y descuartizando tu cadáver). Los nuestros: los deportistas. Esa rama de la industria farmacéutica. Eh, David, tío, no puedes estar contra el deporte. El deporte es bueno. Los chavales del mundial pasan de las políticas, juegan muy bien y limpio. De acuerdo, no entro en el deporte.
Los esclavos como CR7 no me interesan sólo como figuras explicativas del modelo de persona que seremos. El prejubilado Gabilondo lo afirmó: Xavi e Iniesta son dos ejemplos a seguir para la muchachada. Pobres científicos patrios, nadie los pone de ejemplo, a pesar del dinero que soltó el BBVA a La 2 para el programita de científicos fronterizos (quizá para despedirse porque están a punto de salir y llevarse su cerebro a otros páramos).
Cada vez que se alude a los éxitos deportivos nacionales (futbol, tenis, balonmano, etc.) se alude más a la exclusión que a la pertenencia. No comparto una idea de nación lastrada por un Supremo politizado que dibuja su sombra sobre las cunetas repletas de familiares de los que quedaron vivos tras nuestro fascismo. En el sur decadente en el que vivo y que será, cuando los escritores y escritoras se den cuenta, material para las novelas negras del futuro que me menten a España supone el asalto de la imagen de un segoviano cateto, mesetario con una bandera española sacándose la polla festivamente mientras celebra que su país ha ganado el mundial de fútbol y que él, blanco, español y heterosexual y del Real Madrid es parte también de ese nosotros que hace unos meses brotó como orgullo y seña de una patria, escondite de villanos, donde medra un señor como El bigotes o John Cobra.
La llamada esencialista del periodista deportivo engloba también a las empresas que depredan vidas y recursos en el planeta. Somos parte de Repsol, de Telefonica (sin tilde castellana). Son los nuestros en la batalla global por enriquecerse a costa de aquellos que a su vez nos ofertan sus vituallas vía telefónica con una voz de Sudamérica. No podemos fallarles. Si a las empresas les va bien a nosotros también. Si esos saquean más y mejor podemos suspirar tranquilos. Ergo Venezuela, Bolivia y demás: dictaduras!
Los otros (lo siento, sé que está tan mal visto el amenabarismo en el hipe cultural spanish que es que qué), como siempre están para, cuando llegue el momento de la pulsión homicida, echarles la culpa de todo. Los rumanos, los albano-kosovares, los gitanos, los del sur al sur, los del norte, los subsaharianos, los somalíes, los iraquíes, los ecuatorianos, los yokoono de la actualidad.
Los infieles, los descreídos que se niegan a tirar un microondas al año de comprarlo y que se topan con el cul-de-sac de la reparación, en la catástrofe venidera, imaginada o no, sabremos qué comunidad restringida y vip comienza a solicitar salvarse en el fin de los tiempos. Cuando la población del primer mundo vea afectada sus privilegios depredadores. Con el dios mercado de su parte.
El altísimo mercado los elegirá según sus capacidades. Y eso es así, dirán y cerrarán las fronteras que se han trazado dentro.

11 febrero 2012

ARTICULOS VIEJUNOS 3: Erisictón 2.0

Erisictón 2.0


Nada es lo mismo, nada permanece. Menos la Historia y la morcilla de mi tierra: se hacen las dos con sangre, se repiten. Como bien saben los –coyunturalmente irresponsables por aquello de lo que todo el mundo habla- consumidores de morcilla y lectores de Ángel González, la relación entre algunos alimentos y una dificultosa digestión es harto complicada hasta el punto de que, como dijo el gran gastrónomo Marx, después de eructar, aquello de que la historia suele repetirse primero como tragedia y la segunda como farsa. Pero el objeto cómico de la repetición se convierte en sonrisa congelada, ese gesto justo antes de convertirse en mueca de miedo.
La sensación de deja vu por ahora puede más que nuestra memoria de pez construida sobre eventos históricos cada cinco minutos. Así lo dice el microrrelato: Se dio cuenta que era el pez más listo del océano y que su poder era infinito. Un segundo más tarde, volvió a darse cuenta.
Paul Potts era un vendedor de telefonía móvil que se presenta al “Tienes talento” inglés. El concurso consiste en la realización de un casting en directo. Potts, antes de salir al escenario, afirma que toda su vida ha querido ser cantante de ópera y que viene a cantar un aria del acto final de la ópera Turandot de Giacomo Puccini, “Nessun dorma”. Potts es poco agraciado físicamente, su vestuario carece del sentido televisivo necesario. Aparece en el escenario. El jurado le pregunta quién es y qué hace con suspicacia. Potts responde con timidez. El jurado se muestra escéptico a la respuesta del concursante. Aumenta su incredulidad cuando además añade: Quiero ser cantante. Potts comienza a cantar. El plano muestra el jurado que continua con cara de escepticismo. El plano del público augurando el ridículo y la vergüenza ajena confirma las ideas del espectador. Potts realiza una magnífica actuación. El plano del jurado: cambio en la actitud y los rostros que son de sorpresa y emoción contenida. Plano del público emocionado. Jurado sorprendido gratamente. Jurado reconociendo la magia del momento. Paul Potts recibe los elogios con humildad, como su no hubiera roto un plato.
Susan Boyle estaba en paro y se presenta al “Tienes talento” inglés. El concurso consiste en la realización de un casting en directo. Boyle, antes de salir al escenario, afirma que toda su vida ha querido ser cantante y que viene a cantar “I dreamed a dream” de Los Miserables. Boyle es poco agraciada físicamente, su vestuario carece del sentido televisivo necesario. Aparece en el escenario. El jurado le pregunta quién es y qué hace con suspicacia. Boyle responde con timidez. Va a cantar “I dreamed a dream”. El jurado se muestra escéptico a la respuesta del concursante. Aumenta su incredulidad cuando además añade: Quiero ser cantante. Susan Boyle comienza a cantar. Etcétera
Si han abierto ese fordward de su correo electrónico, si han visto cualquier telediario sabrán de lo que le hablamos. Ambos ciudadanos cumplen con el teorema de Warhol a la perfección. Los videos de sus actuaciones se convirtieron en virales con tanta rapidez que ni siquiera la OMS pudo informar sobre las medidas higiénicas ante tan devastadoras interpretaciones de lo real-guionizado. No hace falta explicar el éxito virtual de ambos personajes y su focalización por parte de los medios. Eso sí esta capacidad vírica de transmisión que ha contagiado a millones de bandejas de entrada de estos videos no tiene parangón con la otra repetición de estos días en los medios.
La peste porcina (intercámbiese por la enfermedad que toque) se extiende sin control por las redacciones y editoriales. Así como los análisis del miedo contemporáneo de las sociedades del bienestar —eufemismo de las sociedades del nihilismo y la ferocidad— van apareciendo como hongos por la red. A ver, campo semántico: La epidemia del miedo, pandemia de temores, socialización del canguelo máximo en una sociedad que apenas si concibe la muerte.
El índice de miedo y pandemia, como saben, es directamente proporcional al lucro de las grandes empresas farmacéuticas y a ese anular extendido que todas llevamos dentro y que es un gesto muy factible cuando se habla de farmacéuticas. Eso sí, pandemias con la falta de información alejada de los intereses económicos y las tan recurrentes lacras mundiales (hambre, guerra o su pleonasmo, el capitalismo). Si jugamos a las cifras y letras nos encontramos que la información apenas si encuentra objeto de análisis. Sólo sabremos que se multiplican los casos de forma aislada cuando en 2008, y a un ritmo de casi tres al día, murieron 1.089 personas durante su jornada laboral o en el trayecto, 78 menos que el año anterior, según el Ministerio de Trabajo.
Lo que subyace a esta cantidad de repeticiones es ese castigo mitológico al que estamos penados. En la mitología griega, Erisictón fue condenado a que nada saciaría sus ganas de comer, y cuanto más engullera más crecería su hambre. Estamos condenados al hambre y a la sed de novedades. Condenadas a repetir en bucles continuos lo mismo como si fuera novedoso. Una visión de ratón encerrado en la rueda. El mal ansía que nuestra memoria sea de de un pez. Para eso está el shock. Y sus tratamientos.
La concepción del tiempo como una autopista en la que el paisaje es sólo postal de foto movida. O como una rueda que gira sobre su mismo eje y no deja huella en la tierra. La concepción antigua de lo cíclico que avanza. Ya lo decían los Propeleheads con su history repeating que viene a ser una metáfora del pepino, el ajo y cualquier otro condimento que se repita. Nada es lo mismo, nada permanece. Menos la Historia y la morcilla de mi tierra: se hacen las dos con sangre, se repiten. Como bien saben los consumidores de morcilla y lectores de Ángel González, la relación entre algunos alimentos y una dificultosa digestión es harto complicada hasta el punto de que, como dijo el gran gastrónomo Marx, después de eructar, aquello de que la historia suele repetirse primero como tragedia y la segunda como farsa. Pero el objeto cómico de la repetición se convierte en sonrisa congelada, ese gesto justo antes de convertirse en mueca de miedo.


10 febrero 2012

ARTICULOS VIEJUNOS 2: Un pasodoble de aviones

Un pasodoble de aviones


A veces pienso en cómo empezaría a escribir un pasodoble antimilitarista un autor (autoras las hay, pero aún pocas) de una comparsa honesta, sin purpurina ni entelequias conceptistas gaditanas, sin dramatizados golpes de pecho. Esta sería ya una forma de empezarlo: pensar en cómo empezar. Y así hasta el trío, donde hay que ir rematando el tema y vocalizando bien la poesía.
Todo esto viene con motivo del tratamiento escrito de temática local al que me dispongo. Algunos tachan estas industrias de costumbrismo o de opinión sobre asuntos menores. Doxólogos, opinadores y gente-muy-lista-que-sabe-de-tó en la ciudad hay hasta debajo de los nuevos depósitos para recoger el aceite; y muchos más escribiendo en la prensa. Lo que intento es ponerme en el lugar del autor carnavalesco para aportar algo a ese debate ciudadano que durante algunos días se escuchará en las colas del supermercado, comprando pescao o en el lavapiés de la caleta. Hay quien piensa que en una ciudad pequeña en temas de interés general, como la dimisión-destitución-jubilación de un representante político, recorre de norte a sur el istmo (que depende de si lo llaman de nuevo, si hay subvención, si mi primo seguirá) en base a las consecuencias que pueda tener de forma directa en sus vidas.
Y lo que venía a hacer era escribir un pasodoble sobre el porculo que dan los aviones al final del verano. Las respuestas: derivarán en esa opinión tajante que defiende la tele local y los editorialistas de “estos no están contentos con nada”. Y son capaces de aprovechar la coyá y sacarse del portátil un articulito carpetovetónico para recordar viejas pleitesías y disfrutar un rato dándole caña al personal, que uno también es un cachondo. Un pasodoble sobre el dineral que se va a gastar una empresa pública en la restauración de un sarcófago seguro que da más juego por aquello de que la cofradía en cuestión como que da yuyu, mu bonita, pero qué yuyu. También este tema podría dar juego. “Lo que le está costando a la humanidad no solo asumir el adagio de dios a muerto sino toda la parafernalia mortuoria de su hijo”. Pero ahí chocamos con eso que catalogan de las creencias personales de cada uno y su mofa pública en base a sólidos pensamientos laicos. Eso: no está bonito.
Los aviones en la playa, surcando un cielo de pájaros, palomas y gaviotas asustadas, son una metáfora de lo que el armamento de verdad puede hacer. Las maniobras, giros inverosímiles, caídas en picado y demás piruetas de los profesionales de la patria son demostraciones dulcificadas de lo que un bicho de esos pudo/puede hacer en Faluya, en Afganistán, o en Medina Sidonia si se proclama el cantón independiente, cuando entra en combate (aunque últimamente sea un eufemismo de genocidios por petróleo para el primer mundo). El espectáculo dulcificado, afirman, está programado para esas enormes masas que dicen que llenan los bolsillos de los hosteleros; éstos a su vez se consideran, por los mismos programadores, como categoría al completo de “gaditanos”.
Epítome de la guerra, metonimia de la muerte, el espectáculo de los militares esconde una concepción del mundo que admira con total tranquilidad los tirabuzones de un aparato que podría haber aniquilado a cientos de civiles con apretar un botón. Al igual que se admiran la sucesión de sucesos que hacen callo en la retina. Representan la confianza en un ejército de maniobras y saluditos de machote español, de encuentro sociales de la plebe, bajo la hombría de un speaker y sus descripciones, con la noble y turbulenta institución a la que se acercan los desesperados para tener un sueldo fijo, a la que acuden los inmigrantes para mejorar su situación en el país. En fin, ya se prepara el contraalto: un gasto excesivo, no sólo de combustible de ruido ensordecedor, de molestia. Quizá es para que nos vayamos preparando para el futuro. Cuando ya no puedan con nosotros por las buenas y vengan a por todas con las armas de la democracia. ¡CAI!

09 febrero 2012

ARTICULOS VIEJUNOS 1: Viejoven

Viejoven

David Franco Monthiel


Hace demasiado tiempo de que ha pasado el tiempo de las edades. La encarnizada brega por parte del sistema económico (que soportamos con comodidad entreteniéndonos en referencialidad endogámica) para hacer desaparecer las agujas del reloj del ciclo vital, las más veces, nos gana batallas y nos alegra el espíritu en la butaca. Juventud, divino tesoro que expoliar. Otras veces —en circunstancias en las que regresa el tiempo, la mortalidad, el cuerpo— son difíciles de gestionar y acaban en pataletas que formalizan coachers y pastillólogos. O el superhéroe cirujano plástico. En una época en la que el gobierno es la gestión del estado de ingobernabilidad de la entelequia de los mercados, nuestros jefes y mandatarios —Botín, Francisco González, la duquesa de Alba— delegan el diseño del presente eterno de la adolescencia simbólica a los comerciales, guionistas y productores. La vieja idea del progreso, de avance, se ha quedado en el derecho de imperturbabilidad ante el telediario idéntico al del día anterior y en la distracción multitarea de la red. El contenido se ha devaluado y es tan barato que se produce con una sola cámara frente a un dormido personaje de reality en el canal 24 horas de Gran Hermano (que tiene la misma o más audiencia que el lamentado y democrático canal corporativo y violento de CNN+).
Los ungüentos no mienten. Realmente detienen el tiempo y hacen de nuestra identidad una nube de tags. Las cremas rejuvenecedoras se convierten en vaselina para ese edema que la pornografía de la información y de la publicidad nos introduce cada día su pedazo de visión del mundo. Los ritos de paso ahora tienen que ver con la etnología de la mercancía cultural y la continuidad en el tiempo de nuestros gustos o apetencias (y su melancolía mercantil). Se acabó eso de “el postrock no es para mí” (término endogámico que se usó por primera vez hace dieciséis años). Aquello que nos individualiza son las elecciones que hacemos en relación al catálogo de diversiones que debemos de representar en el teatrillo de los gustos y que democráticamente otorga el abanico de posibles que engloba desde el postkitsch hasta el casticismo cosmopolita. Y eso que los objetos que adquirimos tienen una vida media de unos meses (ya sea Justin Beiber o una impresora).
El entretenimiento es político desde el momento que nos obliga al adolescentismo perpetuo en el que sentirse joven —sin cremas— pero con ropas, modas, discos y series, es una lucha contra el cuerpo que envejece. Son tiempos de hedonismo y de los cien mil hijos del vigilante. Fíjense sino en el hedonismo salvaje de algunos escritorxs jóvenes; observen y devoren sus poses, sus lecturas, los discos que ha escuchado en el Spotify, sus listas de los mejores segundos temas de discos clásicos. Y también en la legión de mirones que lo mismo no pierden de vista cómo baja un archivo o carga una página porno que se vigilan —a los escritores entre otros— en las redes sociales. Henry Jenkins dirá que las nuevas formas de narrar conforman una novísima creatividad y que cualquier escritor/a ha crecido bajo los flashes íntimos que luego sube a la red. En el desbroce, el concepto se queda en la creatividad gastada de elegir canción del día, de la semana, del mes, del año, el listismo idiota, los meme interminables. Estos adolescentes reinan en las letras y lo que leemos es su actitud. Ni una sola escritora honesta —y madura— podrá posar de esa manera para su tumblr.
Bien lo sintetizó el capo del posthumor en una pieza animada: cabeza de viejo cuerpo de joven. Un personaje en el que se combinaban las ideas viejunas y las necesidades de un cuerpo activo y lozano con su tableta a lo 300. Aunque creo que Joaquín Reyes invirtió el concepto para encontrar la comicidad, como eso que dijo Marx de Hegel en relación a la dialéctica. La figura que nos representa: cabeza de joven y cuerpo de viejo. Somos tan pobres que sólo tenemos un cuerpo que se aja, que no conseguirá la esbeltez deseada si no es con la ayuda del bisturí y la facilidad quirúrgica para cambiar.
El discurso del entretenimiento se hace más poderoso cada vez que depreda a músicos, a escritores, actores para coserles en la ropa un logo, para estamparles en su arte el sello de vendido. Y si nuestros héroes lo permiten ¿por qué no vamos a balbucear criterios estilísticos que darían para otra distinción bourdieuana pero con más bipolaridad y más discos? La contracultura hace tiempo que se convirtió en un negocio rentabilísimo. Dirían aún más: es el más rentable. ¿Luchar contra el entretenimiento? ¿Quién le dice no a David Simon, quién no se lee Homicidio y saca unas conclusiones firmes sobre el crimen y el periodismo? ¿Quién le dice al actor consagrado en película realista y comprometida que no se eche a los brazos de Lancome? ¿Quién se niega a reconocer que la mediatización conforma públicos entrenados como el del club de la comedia (o Sálvame) que responde como los chuchos de Pavlov—tan mentados para cualquier cosa— a cada uno de los chistes con la consabida risa? ¿Por qué no va a contratar una gran empresa como Intel al músico negro Will.I.am —Black eyed peas— como nuevo director creativo de la empresa?
En occidente y —a partir de ahora— en cualquier lugar donde el hiperconsumo se ha hecho fuerte y se ha bebido y roto las botellas de las culturas autóctonas (el occidente simbólico y aculturado) cual hooligan de visita en la ciudad, el adolescente es el que manda. La mayoría de los productos están dirigidos hacia esa cota de edad. Y en el próximo star system, que será el porno, las maduritas —mlfs— son aquellas actrices con treinta años cumplidos. La precocidad se premia con el asombro repetido ante niños predicadores, niñas bailarinas o shirleytemple del reality. Ese es el modelo: ser un niño colmado de juguetes que se dedique a jugar y a pagar por jugar.
Por eso, queridos niños, queridas niñas, hagamos lo que más nos cuesta. No nos acomodemos. Regresad al silencio y a lo difícil. El mal aguarda en el facilísimo, en todo lo que nos invita a relajarnos y dejarnos llevar, en buscar en el google e impedir que la opción que nos ofrece —aunque sea la que buscamos— sea seleccionada (esta insurrecta propuesta de seguro se verá por los muy concientizados activistas como burda, lo sé). Evitar todo lo fácil y regresar a las cosas que se gastan con el uso; o aburrirse durante horas. No hacer nada. Y el desierto de estímulos, en la franja de Gaza del puro tiempo que pasa sin más, ahí: pensaremos.

08 febrero 2012

EL MUNDO

El mundo es el segundo término
de una metáfora incompleta,
una comparación
cuyo primer elemento se ha perdido

¿Dónde está lo que era como el mundo?
¿Se fugó de la frase
o lo borramos?

¿O acaso la metáfora
estuvo siempre trunca?


Roberto Juarroz

03 febrero 2012

Erich Fried

Mis grandes palabras
no podrán protegerme de la muerte
Mis pequeñas palabras
no me protegerán ante la muerte
Ninguna palabra
ni tan siquiera el silencio existente
entre las grandes y pequeñas
palabras
podrá protegerme de la muerte.
Pero es posible
que algunas
de esas palabras,
tal vez
y sobre todo las más pequeñas
o incluso hasta el silencio
entre las palabras
puedan proteger a alguien de la muerte
cuando yo haya muerto