Tú
sabías cuál era tu sitio, desde el principio tuviste claro (lo sentías
en tus entrañas, según afirmaste) que ese sitio estaba tras del
mostrador de la cafetería, no con los oficinistas encorbatados.
Exacto.
Por eso escribo sobre lo que escribo. Todo se resume en eso. En esa
división de clase y raza. Esa es la razón por la que mis libros suelen
tratar sobre gente de clase trabajadora. El sur de Washington DC, la
ciudad federal, los políticos, la gente con dinero… Yo no pertenezco a
ese mundo, pero es que además tampoco me interesa. Me he ganado muy bien
la vida, así que no puedo negar que de alguna manera [sonríe imperceptiblemente] ahora soy uno de ellos, pero no vivo mi vida como lo hacen ellos, sigo viviendo en el barrio donde crecí.