21 abril 2006

Porque

Porque no puedo trocear una nube y explicarla en un foro de nublados señores. Porque no puedo repartir este fuerte viento vagabundo y libre en cada mano que se abre como débil tridente en la soledad frente al mar. Porque no puedo detallar cada uno de los momentos de esta caída desde la altura de tus pechos, con esa constancia ingrávida de los puños. Porque, ¿cómo contar que se posan los pétalos ajados de mis labios en ese charco encendido que decía palabras? Porque no puedo entregar el cereal que ha crecido proscrito en tus pestañas para el pan ácimo de los cegados; ni que mueves las manos con la suavidad de la deriva de los continentes. Porque no puedo mojar con la saliva que rodea este salvaje círculo donde me encierras con la humedad de las sábanas. Porque quieren calderilla y yo les ofrezco invisibles lingotes. Porque no saben de la capacidad de harina y miel de cada una de tus manos entre mi pelo. Porque no puedo detallar cada segundo de esta manecilla loca, febril, que da la hora. Porque ellos quieren ver la luz mustia de las neveras y nosotros nos embarcamos en bajeles perdidos que atracan en los lunares rodeados de esa espuma salvaje que nos hace iluminarnos.

Porque hacemos vaho y luego desaparece. Pero seguimos con aliento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Olé. Pero seguimos con aliento.

David Monthiel dijo...

yeah
abrasos borj