20 septiembre 2005

A.M.

Cuando el alba de dedos grasientos,
rosa sucio en el rumor
de los últimos camiones de basura,
despeina mi cabello empapado de humo
regreso al hogar.
Cuando el frío de la mañana
eriza mi piel/ fértil campo de caricias
de líneas que la belleza recorrió
con sus desconocidas manos,
ríos de veneno y sangre
fluyen hasta el cansado corazón
de vasos/ cristal y ceniza/
regreso al hogar.
Cuando mis pasos en el mudo teatro
de la mañana son proyectos de almohada
y de un vago sueño de amor y vida
regreso al hogar.
Y guardo mis lágrimas para la muerte
que comienza.
Y guardo mi rabia para el bozal
que espera.
Cuando mi cuerpo golpeado por la noche
y sus esclavas se desgasta
en el anhelo de una dicha
como el don de la luz que se filtra
por la persiana un día de fiesta/
la dicha necesaria como el tumulto
de besos por vivir/ de yemas que llamar
de manos y pechos por unir
cuando se contempla a una mujer desnuda
que duerme en nuestra cama
en la sencilla geografía
de una sábana que supo del dolor
del arrugado periodo del abandono
regreso al hogar.

De "Los hermosos bebidos"

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Citándolo a usted: "¡Bueníhimo!"

David Monthiel dijo...

jajajajajaj

garcía argüez dijo...

a pesar de la estilización lírica, aquí debajo hay un poema canallesco-semental de cuidado y muy señor mío.
Grande!

David Monthiel dijo...

graziaz, graziaz,