Si te gusta, bien. Su voz se endureció.
Encendió un cigarrillo. Recordé
su último despido. Empapeló sin palabras.
Posó la mano sobre el hombro. Fuera,
susurró. Deseé abalanzarme y destrozarle.
Decidí aguantar. Necesitaba la pasta.
Ya vendrán tiempos mejores. Seguro.
Tengo a cien que querrán sustituirte.
No tengas paz en cien horas. Cien meses.
Se giró.
Y si no te gusta, ahí tienes la puerta.
1 comentario:
Publicar un comentario