El odio es la energía de los esclavos
Ni ver la luz como un bálsamo de párpados
para iguanas resecas.
No merece respirar el aire de esta tierra.
Desaparecerá de este mundo y no volverá jamás,
su eco será una vaga sílaba perdida en el silencio.
Las sombras lo rodearán. No será fértil la tierra
que lo cercará. Cuántas casidas serán hueras.
Cuántas rosas se acumularán en promontorio.
Cuánto pedestal se desbordará de sangre.
Cuántas secretas sonrisas
bajo el gesto de luto de la fila.
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