02 marzo 2007

"Vivimos tiempos oscuros, pero las luces continúan"

Para el pensador mexicano Gustavo Esteva el capitalismo y el socialismo realmente existente se basan en la premisa de que tenemos que tener mucho pero que para compartirlo debe haber plenitud. Como tal, la prioridad no se sitúa en compartir sino en acumular. ''Hoy no fío, mañana sí", reza el letrero que muchas tiendas de abarrotes mexicanas fijan en sus instalaciones.

De modo natural, la igualdad viene aparejada a la frugalidad. El verdadero compartir ocurre cuando hay muy poco. Y ese verdadero compartir no implica compartir únicamente los pocos o pequeños pedazos de algo compartible. Lo que en el fondo se comparte es el mismo acto de compartir. Lo cual es de un enorme valor humano. Junto con compartir lo escaso, lo frugal, llega también la posibilidad de compartir decisiones. Compartir las decisiones es un acto político. No es la política de los partidos. Tampoco es la política como se entiende normalmente, con toda la engañifa de las elecciones, algo que prosigue. Hablamos del corazón de la política. Y por supuesto los zapatistas entienden muy bien esto.

Teodor Shanin nos ayuda a profundizar este compartir. Shanin le debe muchas de las maravillas que ha escrito acerca de los campesinos a Alexander Chayanov, quien afirmó que la erradicación del campesinado en favor de la colectivización de la agricultura sería el suicidio del socialismo. Y tenía razón. Como tenía razón fue fusilado en 1937. Pero su punto es el siguiente: en el capitalismo los obreros trabajan activamente para producir algo y les pagan sólo lo suficiente para sobrevivir siendo aptos para reproducirse, y luego trabajan para producir plusvalía para el capitalista. En cambio, en la economía campesina, en la vía campesina de trabajo, ocurre algo diferente, porque lo que les arrebatan -mediante diferentes instancias legales o sacándole ventaja a lo que los campesinos producen- ocurre primero. Luego, lo que le queda a los campesinos es producir ellos mismos para sobrevivir, por lo cual producen según sus necesidades, y nada más, lo cual es duro en extremo. Así que la noción de la acumulación es muy diferente.

Esto nos trae al presente (porque todo lo anterior es el antecedente histórico), donde por todo el mundo, en diferentes proporciones y diferentes regiones del planeta, existe una gran economía no oficial, en parte legal, con frecuencia ilegal, de la que nadie puede sacar cuentas porque es clandestina.

Además de ser clandestina es también algo muy personal, es decir, de persona a persona, es muy íntima. No es ni la economía del capitalismo ni la del Estado. Es una economía de intercambios que ocurren en formas muy personales, de modos comunitarios, y que tiene gran versatilidad -pues la gente cambia de roles sin que haya contratos, tan sólo con la palabra, por la confianza en las personas, en la palabra de los otros.

Shanin habla de esto. Tras el colapso de la economía rusa, la gente supuso que habría una hambruna generalizada en Rusia. Y por supuesto hubo muchas pérdidas humanas, mucho sufrimiento y mucha hambre. Esto lo ha estado investigando Shanin, muy recientemente. No ocurrió tal hambruna generalizada en el campo debido a la existencia de esta economía no oficial, de intercambios. Una economía comunitaria de intercambio.
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