En el verano de nuestra edad
se queman las espigas
bajo el dorado influjo de lo falso
que con sus hebras cosen el cuerpo
a la mentira.
Nada saben los vientres, las manos,
cada cabello, cada uña
cada útero de la escarcha
que jaspea tras cada brillante ilusión,
nada saben de la dársena de frío
en al que caen lo deseos fatuos,
nada saben de la tierra congelada, del surco,
de la semilla fría,
nada saben del tacto a muerto de lo nuevo,
del pulso ávido de las autopistas congeladas.
Dejan en el invierno de nuestra edad
una estación traicionada
por el falso clima de felicidad y cambio.
1 comentario:
Hola, pasaba por aquí y he leído la poesía, la verdad es que no sé quién es Keynes, ni a qué te refieres con boceto. Pero me ha gustado. Un saludo y espero que puedas visitarme.
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