con Wilson Pacheco.
En el Four Roses
con Lucrecia Pérez.
Se comienza matando
en las heroicas plazas de la razia,
en el susto blanco de bienvenida,
en la cacería sin esperanza.
En los lustros de afrenta
de los que acompañan al rocío.
Se comienza matando
en la mano de plomo
que entierra nombres en el gatillo,
en las manos que invitaron al frío,
al cansancio, del país más oscuro.
Y se termina no permitiendo
la entrada a una discoteca
con este leve gesto,
esta mirada de medido desprecio.
[1] Este título es una tergiversación del de Thomas de Quincey que originalmente era “Del asesinato como una de las bellas artes”. El humor negro y la ironía de aquello de que se empieza matando a señoras y se termina no dejándoles pasar en las puertas. Wilson Pacheco, ciudadano ecuatoriano, murió ahogado tras recibir una paliza y ser empujado a las aguas del puerto de Barcelona por un portero de discoteca. Lucrecia Pérez fue la víctima de un asesinato racista mientras dormía en las ruinas de la discoteca Four Roses en Madrid.
2 comentarios:
soy un descastao y no hago comments, pero le leo y me lo paso de puta malder en su blog!!
Ese Koko!
Yo también le visito everyday y aprendo tela.
(vaya intercambio de piropos maleantes)
salud!
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