12 octubre 2009

Como el viajero que nunca regresará de su único viaje (el delicado papel en el que se escribe lo imprescindible)


I

Buscar, buscar, buscar.
Atravesar cada frontera por el paso de los furtivos.
No tener nada, no romper nada, no esperar nada.
Desear sin tregua más vida, más vidas.

II

Buscar, buscar, buscar.
Equivocarse de la misma manera que el fuego
cuando persigue la verdad de las nubes y el humo.
Sobrevivir al cerco, a la acechanza.
Dejarse guiar por comunicaciones decisivas:
peces que saltan desde las aguas subterráneas del sueño,
gotas de ámbar en los sótanos del corazón.
Decirlo todo.
Morir de otra manera.

III

Desposesión, desposesión, como un mantra.
Observo el humo.
Observo el humo.
Intento aprender.

IV

Hay una casa en la música del desorden:
cada filo del tiempo es allí
un animal que nadie ha mirado, nunca,
algo precioso y escaso,
rutilante, sensual, entre los dedos,
como pedacitos de un dios.

V

Pedacitos de un dios, pedacitos de un dios,
siempre estamos con la misma metáfora.
Queremos decir: credenciales, bendiciones.
Queremos decir: curarse las heridas,
volver al mundo.
Queremos decir: calles de todos los días
convertidas en un nuevo misterio,
luz en los oscuros corredores.
Queremos decir: tan tierna revelación, cordura.
Queremos decir: verdad. No los periódicos del reino de la boca
de cualquiera: verdad.
Queremos decir: este asombro, este asombro.
Queremos decir: oxígeno, y también: no hay lugar sin cielo,
y también: hay tanto que caminar.
Queremos decir: ráfagas de gracia para los mendigos, ración
de gloria y no llanto, no lo que está al fondo de lo triste, no
golpe, no fraude, no muerte, no los lazos entre lo letal y
nosotros, no apocalipsis ahora.
Queremos decir: maletas para viajar por el frío.
Queremos decir: vida más acá de la mentira,
desmintiendo.
Queremos decir: ardides y juegos
al pie de la horca.

David Eloy Rodríguez, en la revista Retaguardia

Y la gran noticia. Esto sí que es una fiesta. Qué alegría! Grand Master Flash Ramajo!

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