Kokol y Polpoch.-
(Recitativo)
En aquel tiempo, amigos, hacía cuatro años
que la revolución tenía el poder en sus manos.
Se había ido a la porra el dorado espantajo
y se habían quedado sin azotea
(Por la cabeza)
algunos reaccionarios.
(Recitativo)
En aquel tiempo, amigos, hacía cuatro años
que la revolución tenía el poder en sus manos.
Se había ido a la porra el dorado espantajo
y se habían quedado sin azotea
(Por la cabeza)
algunos reaccionarios.
El coro.-
(Al foro, canta)
Los aristócratas a la hoguera
y los hisopos al arroyo.
(Al foro, canta)
Los aristócratas a la hoguera
y los hisopos al arroyo.
Cucurucu y la Rosiñol.-
(Recitativo)
Era una fecha conmemoratoria:
la víspera de la Federación
y Marat revivía la gloria
de la primera gran victoria,
¡victoria de la revolución!
(Recitativo)
Era una fecha conmemoratoria:
la víspera de la Federación
y Marat revivía la gloria
de la primera gran victoria,
¡victoria de la revolución!
El coro.-
(Al fondo, canta)
Los generales, empalados.
Especuladores a la horca.
(Al fondo, canta)
Los generales, empalados.
Especuladores a la horca.
Roux.-
Viva la Revolución.
Viva la Revolución.
(Los cuatro cantores y otros pacientes se disponen en actitud de apoteosis alrededor de la bañera. Le tienden una corona vegetal)
Un enfermo.-
(Al foro)
No queremos cavar, Marat, la propia tumba.
(Al foro)
No queremos cavar, Marat, la propia tumba.
Un enfermo.-
Quisiéramos también, si es posible, comer.
Un enfermo.-
Vivimos todavía en una catacumba.
Vivimos todavía en una catacumba.
Todos los enfermos.-
Queremos prosperidad. ¡Así no puede ser!
Queremos prosperidad. ¡Así no puede ser!
Kokol.-
(Señalando la corona)
Marat, te coronamos con estas pobres hojas.
El laurel se ha agotado en los laureles.
Lo colocaron en principescas cabezotas
y en las de generales y académicos fieles.
(Señalando la corona)
Marat, te coronamos con estas pobres hojas.
El laurel se ha agotado en los laureles.
Lo colocaron en principescas cabezotas
y en las de generales y académicos fieles.
(Coronan a Marat, lo levantan en su bañera y los pacientes lo izan sobre sus hombros)
El coro.-
¡Viva Marat! ¡Viva Marat!
¡Eres el único en el que tenemos confianza!
¡Contigo y no con otro podemos aún contar!
¡Viva Marat! ¡Viva Marat!
¡Eres el único en el que tenemos confianza!
¡Contigo y no con otro podemos aún contar!
(Llevan a Marat en triunfo alrededor de la plataforma. Simona sigue el movimiento, dirigiéndole una ansiosa mirada. Los cuatro cantores y los pacientes del cortejo ejecutan un ritual de homenaje muy estudiado)
La Rosiñol.-
(Ingenuamente, creyendo que lo que está ocurriendo es verdad)
Padrecito Marat, te has puesto hecho una pena
de rascarte.
¡Nuestra revolución
no debe ser sangrienta ni sangrante!
(Ingenuamente, creyendo que lo que está ocurriendo es verdad)
Padrecito Marat, te has puesto hecho una pena
de rascarte.
¡Nuestra revolución
no debe ser sangrienta ni sangrante!
Kokol y Polpoch.-
(Cantan)
¡Marat, qué cuatro años
de actividades
denunciando a traidores
y potestades!
¡Ay, obligado
fuiste a huir y anduviste
muy molestado!
(Cantan)
¡Marat, qué cuatro años
de actividades
denunciando a traidores
y potestades!
¡Ay, obligado
fuiste a huir y anduviste
muy molestado!
Cucurucu y la Rosiñol.-
¡Pero tú combatiendo
siempre a los curas,
a aristócratas necios
y sinecuras!
¡Tú tan entero
y otros lamiendo a nobles
en el trasero!
¡Pero tú combatiendo
siempre a los curas,
a aristócratas necios
y sinecuras!
¡Tú tan entero
y otros lamiendo a nobles
en el trasero!
Los cuatro cantores y El coro.-
Marat, ¿qué están haciendo con la Revolución?
Lo que ocurre nos causa malísima impresión.
Nosotros somos pobres; no nos dan ocasión.
No esperes a mañana, dice nuestra canción.
Marat, ¿qué están haciendo con la Revolución?
Lo que ocurre nos causa malísima impresión.
Nosotros somos pobres; no nos dan ocasión.
No esperes a mañana, dice nuestra canción.
(Marat es vuelto a colocar solemnemente en su bañera. Le han quitado la corona. Simona le cambia la venda muy aprisa y le ajusta la toalla a los hombros. Termina la música. Sade está sentado, inmóvil, y contempla irónicamente la escena)
La Rosiñol.-
¡Y venga de chuparnos la sangre, venga, venga!
Y venga de echarnos cachitos de papel diciendo que es dinero,
papel que sólo sirve ciertamente
para poder limpiarnos (con perdón) el trasero.
¡Y venga de chuparnos la sangre, venga, venga!
Y venga de echarnos cachitos de papel diciendo que es dinero,
papel que sólo sirve ciertamente
para poder limpiarnos (con perdón) el trasero.
Un enfermo.-
Fraternalmente compartimos miserias y piojos.
Fraternalmente compartimos miserias y piojos.
Un enfermo.-
Tenemos libertad para morir de hambre.
Tenemos libertad para morir de hambre.
Un enfermo.-
Con igualdad cerramos, muriéndonos, los ojos.
(Coulmier se mueve, nervioso, en su silla)
Con igualdad cerramos, muriéndonos, los ojos.
(Coulmier se mueve, nervioso, en su silla)
Roux.-
¿Quién reina en los mercados de frutas y verduras?
¿Quiénes tienen cerrados para ellos los graneros?
¿Quiénes han engordado y han sido los logreros
que no han distribuido los campos requisados?
¿Quién reina en los mercados de frutas y verduras?
¿Quiénes tienen cerrados para ellos los graneros?
¿Quiénes han engordado y han sido los logreros
que no han distribuido los campos requisados?
(Coulmier mira a su alrededor. Una hermana lleva a Roux hacia atrás)
Los pacientes.-
(Al fondo, haciendo compás con las manos, tras haberse puesto de acuerdo)
Estamos retenidos en esta casa injustamente.
Estamos todos sanos. Vivamos libremente.
(Al fondo, haciendo compás con las manos, tras haberse puesto de acuerdo)
Estamos retenidos en esta casa injustamente.
Estamos todos sanos. Vivamos libremente.
(Aumenta la agitación)
Coulmier.-
(Golpea la barandilla con su bastón)
Señor de Sade.
(Golpea la barandilla con su bastón)
Señor de Sade.
(Sade no reacciona)
Me parece que debo imponer aquí la voz de la razón. ¿Adónde vamos a parar si desde el principio de la obra dejamos que se desarrolle este tumulto? Es peligroso. Por favor, por favor; tengamos calma. Al fin y al cabo han cambiado los tiempos y deberíamos esforzarnos en ver estos tristes incidentes bajo una luz un poco más serena. ¿De acuerdo, señor de Sade? ¿De acuerdo todos? (Los pacientes son rechazados por los enfermeros. Algunas hermanas se sitúan frente a los pacientes y cantan una letanía para calmarlos)
Persecución y asesinato de Jean-Paul Marat representado por el grupo teatral de la casa de salud de Charenton bajo l adirección del Señor de Sade, de Peter Weiss. Versión de Alfonso Sastre.
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