Alexis Díaz-Pimienta (La Habana, 1966) es narrador, poeta y repentista. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (NEAC) y trabaja como investigador en el Centro Provincial de la Música de La Habana "Antonio María Romeu". Ha publicado varios libros de poesía y narrativa que les han hecho merecedor de numerosos premios nacionales e internacionales como Huiztel y Quetzal (Cuentos, La Habana. Ediciones Extramuros, 1992), Robinson Crusoe vuelve a salvarse (Las Tunas. Editorial Sanlope, 1994), Los visitantes del Sábado (Cuento. Colección Pinos. Editorial Letras Cubanas, 1994), Cuarto de mala música (Poesía. Editorial Regional de Murcia, 1995, Premio Antonio Oliver Belmás), En Almería casi nunca llueve (Premio Surcos de Poesía. Qüasyeditorial, 1996), Pasajero de tránsito (Poesía. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, 1996 Premio Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria), La sexta cara del dado (Poesía. Colección San Borondón del Museo Canario, 1997), Los actuales habitantes de Cipango (Poesía, Editorial Unión, 1998), Teoría de la improvisación. Primeras páginas para el estudio del repentismo (Editorial Sendoa. Oiarzun, 1998), Cuentos clásicos en verso (Editorial Selector, México, 1998), Prisionero del agua (Novela, editorial Alba, 1998, Premio Alba/Prensa Canaria) y Maldita Danza (Novela, Alba), Yo también pude ser Jacques Daguerre (Editorial Pre-textos. Premio Emilio Prados 2000).
Posee la Medalla por la Cultura Cubana, que le fue otorgada en 1996, por el conjunto de su obra artístico-literaria.
Entrevista realizada durante las jornadas “Cultura y libertad en Cuba” celebradas en Cádiz los días 27,28 y 29 de octubre organizadas por Cádiz Rebelde y la Asociación de Solidaridad con Cuba de Puerto Real.
David Franco Montiel: Escribes novela, ensayo, poesía... ¿existe algún género en el que te sientas más cómodo?
Alexis Díaz-Pimienta: Yo me siento bien en todo lo que hago, creo que todo lo que hago, tanto en la literatura escrita como en la oralidad, conforman una misma manera de ser y de ver el mundo. Pienso mas en la creación como concepto general que en los géneros, en los estilos, como concepto estanco; yo hago literatura, no me pongo a pensar cuando me pongo escribir qué me es más fácil, en que tengo más facilidad; si no sólo hubiera he escrito décimas que es lo que más fácil me sale, porque llevo desde que nací haciéndolas.
Hago literatura con independencia del tema, del estado ánimo; escojo entonces un género y hay temas que se prestan mas para novelística, otros para relato corto, otros para la poesía y dentro de la poesía temas que se prestan para la décima, otros para el soneto otros para el verso libre; con independencia siempre de lo que quiero escribir selecciono cómo voy a escribir.
D.F.M: Hablando de la oralidad, del repentismo en concreto, ¿cómo te iniciaste, cómo llegaste a la décima campesina?
Alexis Díaz Pimienta: Empecé muy niño, a los cinco años ya estaba en un escenario cantando al público y me mantuve toda la infancia. Mi padre era repentista. Mi padre que fue quien me enseñó y me condujo. Me descubrió ese mundo maravilloso de la poesía improvisada, de la poesía oral. En mi casa siempre desde que nací se reunían los improvisadores a cantar décimas. Yo he nacido inmerso en ese mundo y he estado dentro de él siempre.
Hay mucha gente que ha pensado, no solamente en Cuba sino en todas partes, que la aspiración todo poeta oral es terminar siendo un poeta escrito y la de todo poeta popular es ser un poeta culto. Yo siempre he discrepado de eso. Pienso que la literatura oral y la literatura escrita son simultaneas y validad por sí mismas; que no es la oralidad un camino para la escritura y luego cuando llegas a la escritura no necesitas la oralidad. Por lo tanto, soy consecuente con eso y he mantenido y mantendré mis dos carreras, mi carrera como poeta oral e improvisador y mi carrera como escritor. Una cosa no excluye a la otra, ni una cosa depende de la otra, o sea, yo no escribo porque improviso, ni improviso porque escribo: yo improviso y escribo.
D.F.M: Ha florecido, gracias a tu trabajo y a tu implicación, un movimiento repentista en Cuba muy importante, infantil y juvenil, desde el punto de vista educativo.
Alexis Díaz Pimienta: Hay un movimiento infantil, un movimiento juvenil: hay un movimiento joven de repentismo, el repentismo tuvo años de anquilosamiento, de envejecimiento (la década del ochenta), pero ya en los noventa surgió mi promoción, la gente que teníamos por entonces ventitantos años. Ahora mismo hay dos promociones más posteriores que son muy jóvenes y hay un movimiento infantil en niños hasta de seis y siete años que están improvisando que ya es una realidad. Hay un movimiento docente, un proyecto que yo dirijo que se llama La cátedra experimental de poesía improvisada. Esa cátedra la fundamos en el año 2000 y a partir del trabajo hemos formado a una decenas de profesores, unos ochenta y nuevo o noventa profesores, en todo el país y esos profesores a su vez han podido abrir escuelas en las distintas provincias. Tenemos más de setenta escuelas de repentismo, más de ochocientos niños practicando y aprendiendo a improvisar versos. Eso ha sido todo un fenómeno social en Cuba por la presencia de los niños improvisadores en la televisión, en la radio, en las actividades. Ahora tenemos, el mes próximo, el segundo festival nacional de repentismo infantil, donde traemos una selección de los mejores niños de todo el país y actuamos en uno de los teatros principales de La Habana. Creo que sí, que se puede hablar de una etapa completamente nueva diferente a partir de todo este movimiento infantil, que echamos a rodar en octubre del 2000.
D.F.M.: Afirmas que la cátedra, las escuelas y todas estas actividades no son fabricas de repentistas si no que son otra cosa.
Alexis Díaz-Pimienta: Claro, yo siempre digo que no estamos fabricando repentistas, que no estamos inventado nada. Estamos creando personitas con una gran capacidad y con un gran interés intelectual para desarrollar habilidades lingüísticas, memorísticas, poéticas. Estamos creando personas más sensibles, personas con mayor capacidad de comunicación, personas mas interesadas por la identidad de su pueblo, personas mas interesadas por los valores propios de la cultura nacional cubana, como una alternativa a los valores enajenantes, frivolizantes de la cultura pop en general y de la cultura que nos viene por los grandes medios de comunicación, sobre todo la cultura anglosajona, que va enterrando, tergiversando, desmeritando a las culturas locales. Pensamos que lo local, lo deferente, lo propio es fundamental para mantenernos vivos como personas y como comunidades. La décima en Cuba es uno de los pilares para esa identidad, para esa diferencia. Entonces trabajar la identidad nacional, trabajar la identidad cultural con los niños, es garantizar que el fututo, ese futuro tan incierto de Cuba, ese futuro puesto en tela de juicio por los futurólogos de todas partes, que miran con pavor hacia el futuro de la isla, pensamos que ese futuro echará raíces muy profundas si logramos la cubanía mantenerla firme, fuerte y sana a partir de los valores que nos identifican. Uno de los valores es el repentismo es la décima campesina.
D.F.M: ¿Entonces crees que el improvisador es un rebelde?
Alexis Díaz-Pimienta: El improvisador sigue siendo un rebelde y lo seguirá siendo. Lo fue en Al-andalus cuando las cortes de Almutamid en Sevilla y Almotazin se desafiaban a través de sus poetas improvisadores andalusíes. Lo fue en Damasco y en Siria durante todos aquellos años en que la poesía era, junto con la profecía, el gran canto y la gran fuerza del mundo árabe que tanto legó a la cultura occidental, aunque ahora se cree una falsa dicotomía y se le quiera estigmatizar con otras circunstancias. Lo fue también, el poeta fue un rebelde, el poeta oral, durante todo el siglo XVII y XIX, que fueron los siglos de forjación y de surgimiento de las naciones latinoamericanas. Fue un rebelde en la lucha de independencia contra la metrópoli española cuando aquellos países buscando su soberanía y su verdadera razón de ser. Ha sido un rebelde durante todo el siglo XX en cada uno de los países en los que se cultiva y lo sigue siendo ahora. Pero un rebelde en el estricto sentido histórico-político de rebelión y de lucha, que sí lo ha tenido, de paladín de lucha y de insurgencia, sino un rebelde de la palabra, un rebelde contestatario, un rebelde ante las trabazones que significan la propia lengua. El improvisador es un rebelde por muchas cosas y el día que deje de serlo dejará de improvisar, porque entonces se anquilosa, se esquematiza y deja de tener la curiosidad y la necesidad de romper esquemas que están implícitos en la poesía improvisadora.
D.F.M: Bueno, vives la mitad del tiempo en España y la otra en Cuba: ¿cuál es la relación que mantienes con los improvisadores del estado?
Alexis Díaz-Pimienta: Mucha. Tengo una relación muy estrecha. Hace ya trece años que se fundó, que se fue haciendo sobre el camino, un movimiento internacional de poetas improvisadores. Se han hecho más de quince festivales internacionales la mayoría de ellos con sede en Cuba. Nosotros mismos organizamos hace cuatro años el festival más importante de poesía improvisada que hay ahora mismo en el mundo hispano; lo hacemos todos lo años en Málaga, en un pequeño pueblo que se llama Villanueva de Tapia, donde juntamos improvisadores de diez, doce países y de varias regiones de España. Estamos muy vinculados a los improvisadores de Canarias, de Murcia, de la Alpujarra, del País Vasco, Baleares y de Galicia. Intercambiamos constantemente criterios, no solamente desde el punto de vista teórico, sino también desde el punto de vista práctico. Estamos haciendo muchas cosas por nuclear y rejuvenecer y revitalizar el movimiento de la improvisación en España. Ahora mismo, tenemos ya prácticamente aprobado un proyecto de escuelas de improvisación en Andalucía. Las primeras posiblemente en Málaga, Granada y Almería. Quiero decir que la improvisación y el arte de la décima fueron de España hacia a Latinoamérica y ahora está volviendo con nueva pujanza desde Latinoamérica a España y estamos, creo, aportando, dando bastante en el reconocimiento, redescubrimiento y revitalización del cultivo de la improvisación poética.
D.F.M: Hablando de Andalucía, tu grupo PIMIENT@.cu tuvo un espectáculo que se llamó “Punto flamenco” ¿cómo fue la experiencia?
Alexis Díaz-Pimienta: Sí, nos llevamos dos años haciendo ese espectáculo junto con el grupo “Son de la frontera”, de jóvenes tocaores y cantarores de Morón de la Frontera. Es un espectáculo que debutó durante el “Encuentro entre el son y el flamenco” del año 2002 en Sevilla. Hicimos diez conciertos en Sevilla y luego en el 2003 debutamos por todo lo grande en el Cubadisco, en el gran festival de la discografía cubana en La Habana también con un gran éxito de publico. Ahí estamos precisamente abriendo otra puerta de encuentro de fusión, de redescubrimiento de las raíces comunes de la cultura musical andaluza y la cultura musical cubana.
D.F.M: Has publicado muchos libros en España y en Cuba. ¿Cómo se ve la situación cultural cubana desde aquí cuando en el tiempo que vives fuera de Cuba?
Alexis Díaz Pimienta: Aquí realmente hay un desconocimiento absoluto de la situación literaria, al menos, cubana, porque para el gran lector, para el gran publico lector español, la literatura cubana que está a su alcance es la literatura del mercado, la literatura que se hace fuera de la isla, que hacen los escritores cubanos que auto llaman exiliados. Entonces no creo que haya un conocimiento de la literatura cubana en España. Muy poca literatura cubana, de la buena literatura cubana, se conoce en España, muy poca se publica y aquella que se publica no se distribuye y aquella que se distribuye no se difunde y no se entrevista a los autores y no se le da la importancia que merece ni siquiera los nombres más respetables de la literatura nacional como son Alejo Carpentier, Dulce María Loynaz, Nicolás Guillén, los grandes autores nuestros. Hay un gran desconocimiento de la vida cultural en general también porque en España Cuba se ha reducido a un tópico enorme. Para España, Cuba se reduce a música, playa, sol, y la viuda cultural cubana es tan distinta, tan variopinta y tan rica que no se puede reducir a la salsa, a la literatura de Zoé Valdés o de Pedro Juan Gutiérrez. Hay una gran variedad de formas de hacer en formas de decir en la literatura nuestra, hay una gran variedad musical, una gran variedad cinematográfica, teatral, danzaria que es de desconocida para el gran publico.
D.F.M: En “
Maldita danza” se trata ese tópico de la imagen cubana aquí en España.
Alexis Díaz-Pimienta: Esa novela es un grito desgarrador de un cubano que no puede más, harto de encontrarte en España, de vivir en España y de que siempre se reduzca tus encuentros a las mismas preguntas, a los mismos tópicos, a los mismos temas, con un total desconocimiento y con una gran falta consideración y de respeto hacia a la diferencia y hacia las características de otros pueblos. Yo pienso que en realidad el tema cubano se trata con mucho cinismo en la prensa y esa prensa rebota sobre el lector y el lector se hace una imagen tergiversada de lo que es Cuba y eso lo paga el cubano que vive en España, Yo he sido víctima de muchos cercos. Pero a veces sin mal fe. El español promedio no tiene mala fe cuando te pregunta qué va a pasar en Cuba. Lo que pasa es que cuando te pregunta qué va a pasar en Cuba, ya él tiene su propia respuesta que fue dictada por los medios de difusión y tú no puedes en diez minutos en una respuesta frívola y rápida romperle sus esquemas porque ellos funcionan, todo el mundo parece funcionar, en base a unos esquemas, imágenes y tópicos que son dictados por los medios de difusión.
Entonces ese encarcelamiento, esa sensación de no-pertenencia, esa sensación de ajenitud, esa sensación de otredad pesa mucho para cualquier emigrante pero sobre todo para un cubano, Cuba sí tiene que ofrecer y que decir pero no la dejan ofrecer ni decir. Todo el mundo va con una idea preconcebida, desdibujada, pero preconcebida. Entonces o te callas o te rebotas, y como no puedes estar rebotándote constantemente entonces preferí hacerlo a través de la literatura que es una de las armas que tiene uno para defenderse.
D.F.M ¿Y como ves el panorama cultural español, a los intelectuales, con respecto a Cuba?
Alexis Díaz-Pimienta: Creo que España está pasando ahora mismo por una crisis cultura impresionante. El país está siendo víctima de un secuestro cultural dictado por la frivolidad de la cultura y de la literatura que se consume. El mercado esta haciendo un gran daño incluso en la objetividad con que se analiza la cultura y la objetividad con que se defiende el concepto cultura.
Está pasando por cultura la seudo-cultura mientras que la verdadera cultura se está quedando arrinconada. Hace poco me ocurrió una cosa muy curiosa. Había un proyecto que durante años se sostuvo con el esfuerzo de un grupo de amigos de Granada: unas jornadas de oralidad. Acudíamos oralistas y oralitores de distintos lugares del mundo a potenciar el arte oral, tanto el romance como otras manifestaciones de la cultura oral, una culta muy olvidada y pisoteada. Y los políticos de turno bloquearon, boicotearon y suspendieron las jornadas porque decían que eso era un arte elitista. El concepto de elite para el político se fundamentaba en que a las jornadas sólo entraban cien personas. Para el político el arte que no es elitista era el que llenaba estadios como los conciertos de David Bisbal y Alejandro Sanz. Entonces ahí te da la medida hasta que punto está totalmente tergiversado todo. Hay un gran vacío que es lamentable en un país como este que ha sido siempre una de las grandes plataformas de la cultura y de la literatura. Eso pasa en todos los renglones, en la música, en la literatura, que son los dos renglones que más conozco, pero supongo que también en la plástica y también en la danza y en otras formas de la vida cultura española.
D.F.M: Inevitablemente tenemos que hablar de la declaración de Granada y de Raúl Rivero, ¿qué te pareció este hecho?
Alexis Díaz-Pimienta: Sé que hubo o que iba o que haber algo antes de irme a Cuba. Tengo poca información sobre los términos en que se ha declarado. Pero de todas formas, en general, hay un gran circo mediático alrededor de la figura de Raúl Rivero y de los disidentes cubanos que no es nuevo, que cambia solamente de estilo de ropaje y de bando cada década, cada cinco años. En la década de los 80 fue Armando Valladares, al que convirtieron en el gran poeta, el poeta inválido, que luego salió al aeropuerto a coger el avión con sus propios pies para irse a Estado Unidos. Luego se convirtió en el vocero en la ONU de los derechos humanos en Cuba y que en definitiva no era poeta ni inválido. Raúl Rivero sí es poeta y es un buen poeta, lo único que Raúl es un hombre que ha equivocado el camino; porque se puede ser poeta pero la poesía nunca fue mercancía, ni el buen periodismo tampoco debe ser mercancía. Y cuando un poeta comienza a poner su pluma en el mercado en función de mercancía para los intereses de otro país y además del país enemigo pues comienza a desdibujarse como persona. Y creo que todo el mundo tiene derecho a defender lo que quiera defender. Repito que no conozco la declaración, no conozco los términos en que esta hecha, no conozco quiénes la firmaron pero me parece que forma parte del gran circo, que se convierte en cerco, para mantener a Cuba alejada del pueblo español.
D.F.M: Bueno, para finalizar ¿Qué le dirías a los escritores jóvenes desde el punto de vista de una escritura comprometida con la realidad?
Alexis Díaz-Pimienta: Chico, la única recomendación que yo creo que se le puede dar a un poeta en estos tiempos de mala literatura es que se mantenga a salvo del mercado. El mercado en el sentido amplio de la palabra que escriba porque lo necesita de una manera orgánica. Como dice mi amigo
Romualdo Irsula, uno de los grande escritores cubanos de esta época, totalmente desconocido no sólo en España sino también en Cuba, porque además es un hombre de una rigurosa coherencia, es un hombre que se ha mantenido inédito, no ha querido ni quiere publicar nada, pero sin embrago es el profesor de casi toda una generación de escritores y poetas cubanos, como dice Írsula: la única militancia que debe responder un escritor es la militancia estética. Y toda militancia estética cuando se es rigurosamente un creador consciente de la importancia, del papel social que juega como creador, lleva ya implícito un compromiso político y social. Si se es un militante estético de la literatura se es un escritor comprometido con un tiempo y con una forma de ver la vida y de interpretar el mundo, entonces el único consejo es mantener a salvo del mercado y militar en la literatura.