26 mayo 2005

II

Lo que podemos aprender en el exilio no está dado a nosotros, está dado a sí mismo, y ensimismado, vuelto hacia sí, enroscado alrededor de sí, hundido en sí, que no es nosotros. ¿Podemos aprender de eso? Sí, podemos, pero ¿qué? Pasan rostros que giran la nuca, eso podemos ver. Podemos imaginar, soñar, intuir. En la medida en que imaginamos, soñamos, intuimos. Esas culturas no se dan abiertas. ¿Vale la pena hacer un gran esfuerzo, abrirlas, violentarlas, si es preciso? ¿Encontraremos algo más que la confirmación de lo que nos hicieron hace siglos, lo que nos vienen haciendo de hace siglos?¿Tenemos tiempo para eso?
¿Y el tiempo que necesitan nuestros muertos, nuestros vivos?
Pero tenemos tiempo, el tiempo deno volvernos locos, de no volvernos otros. De abrir los campos de la locura a esas nucas que locamente no nos ven, se apoyan en nosotros para mirar sus seres, no necesitan de nosotros, miran eternamente sus espejos, persiguiéndose oscuras, de espaldas a ellas mimas. Recurren a nosotros cuando están tan perdidas que necesitan callos, piedras, alguna consistencia para seguir girando. Tienen la voluntad del aire, el péndulo del aire, hoy, aquí, mañana aquí también. El aire les es corto.
Nosotros arrastramos los pies en ríos de sangre seca, almas que se pegaron a la tierra por amor, no queremos otros mundos que el de la libertad y esa palabra no la palabreamos porque sabemos que mucha muerte que se habla enamorado y no del amor, se habla claro, no de la claridad, se habla libre, no de la libertad.
Juan Gelman "Bajo lluvia ajena" (notas al pie de una derrota, Roma, mayo de 1980)

1 comentario:

garcía argüez dijo...

brutal text! lo copio y me lo quedo