22 octubre 2006

EL PASO ADIVINADO DE LA REINA CAUTIVA ALLÁ EN LA FORTALEZA

La reina cautiva acude a las tabernas,

recorre las callejuelas

mira al vulgo, pregunta

a ladrones, a vagabundos

destroza las máscaras,

se ensucia el filo del traje

como navaja que rasga la belleza.

La reina cautiva entra en los arrabales

y susurra en cada rostro dormido,

en las manos ateridas,

en los pechos ensartados en harapos.

La reina cautiva esparce sus beso

y los ensucia y me encuentra

y se enrosca

en mis ropas y las quema,

las rompe y su rostro

se acuna entre mis manos

y habla de la corte y sus prisiones,

de su vida y su delirio.

Es el alba.

Su rastro de luz oscurece mi día.

3 comentarios:

Sonicya dijo...

Deberias musicalizar este poema..... "La reina cautiva (8)..."

David Monthiel dijo...

musicalizaré, musicalizaré.(8)

miau

Daniel dijo...

El último verso es brutal, brutal.