La reina cautiva acude a las tabernas,
recorre las callejuelas
mira al vulgo, pregunta
a ladrones, a vagabundos
destroza las máscaras,
se ensucia el filo del traje
como navaja que rasga la belleza.
La reina cautiva entra en los arrabales
y susurra en cada rostro dormido,
en las manos ateridas,
en los pechos ensartados en harapos.
La reina cautiva esparce sus beso
y los ensucia y me encuentra
y se enrosca
en mis ropas y las quema,
las rompe y su rostro
se acuna entre mis manos
y habla de la corte y sus prisiones,
de su vida y su delirio.
Es el alba.
Su rastro de luz oscurece mi día.
3 comentarios:
Deberias musicalizar este poema..... "La reina cautiva (8)..."
musicalizaré, musicalizaré.(8)
miau
El último verso es brutal, brutal.
Publicar un comentario