Ceden a la mecánica nocturna
las mujeres que bajan al puerto
para entregar su sombra. La niebla
es tul de una danza ebria y trastabillada.
El invierno de las tabernas ciñe
a las desesperadas tripulaciones
en la vieja calle de la reconversión,
tan muerta para soñar.
Tan corto el resuello y poco por retroceder,
abrazan los hombres cuerpos
que no son nada, cadáveres a sábana descubierta.
Abrazan nombres de barcos hundidos,
caen en brazos de un eco a tempestad.
Se derraman en la piel como limo,
estas caricias, flores de espuma sucia,
una escarcha de fractales de soledad.
Sucede que dos náufragos se agarran
y se beben el dolor, las dudas,
cuando se engullen el coral ajado,
cuando se derraman las caracolas
donde recogieron las lágrimas.
Al alba atizan los arpones oxidados,
naufragando en tierra adentro.
Al alba, panza arriba como muertos peces,
van naufragando sábana adentro.
de "Libro de la servidumbre"
3 comentarios:
cosa más bonita!! Mostra!
P.S.: ¿"naufragando tierra adentro", mejor?
mejor.
gracias amiga.
Enorme!!
Se me ha quedado el culo torcido, ahí es ná.
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