30 marzo 2008

HOSPITALIDAD

Aún así, os ruego no visitéis nuestra cama en días de tormenta, en días de lluvia y una sábana que pertenece al halo íntimo del calor que se acoge en la primera hora. No acudáis a romper nuestro tiempo perdido del minutero, ahogado por las cuentas del trueno, la más apacible de las noches bajo unos sauces de humo, en las apagadas luces de un océano callado y silencioso en este rincón de la ciudad. No piséis las calles que fueron parte de las palabras reunidas que nos conforman en ese instante del recuerdo y que están surcadas de cuerpos con el rocío del sueño camino del mundo. No vengáis. Quedaos donde estáis, en el mismo límite de un asentimiento o una duda. No vengáis.

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