Nos prometimos acariciar la vida
jadearla sin descanso
arañarla sin pausa
descubrir su verdad
mostrar las flores de su esqueleto.
Y hacerlas abrir
cuidándolas sin descanso.
Y aunque las flores mueran
y el tiempo gozoso no vuelva,
continuaremos abonando la tierra,
laborando sin prisa sus vísceras,
esperando el milagro de la lluvia.
Y aunque ellos crean que es inútil
seguiremos para siempre
arando el roquedal.
Iván Mariscal
No hay comentarios:
Publicar un comentario