Progresaron como árboles, pinzados
por la sangre común de sus raíces
perezosos, soberbios, ignorándose
soportaron el trueno, las nevadas
fertilizados por la misma lluvia
pero solos, rotundamente solos
uno al lado del otro, pero solos
y de improviso el viento o algún pájaro
o la vida, la vida con su aliento
que rinde y que derrite las cadenas
movió una rama al fin lo suficiente
para rozar la copa del vecino
y en ese tacto luego reiterado
hasta la confusión de los dos cuerpos
reconocieron un idioma antiguo
tal vez, sólo tal vez, se comprendieron
No hay comentarios:
Publicar un comentario