Crónicas repelladas
El fondo de la fiambrera
El fondo de la fiambrera
Ybarra Olé, Olé y el departamento de logística festiva de la UCA preparan un novedoso invento que revolucionará el mercado del bocadillo y el piscolabis ligero
Primero fue el fondo de armario, una serie de prendas que siempre tienen que estar, como los bomberos, de guardia metidas en los roperos para un por si acaso. Luego vino el fondo norte del Carranza y el fondo del puchero, que es una cosa muy diferente, pero mucho más nutritiva y ahora en la Zona Franca de Cádiz, con un secretismo absoluto, se trabaja en el fondo de fiambrera, un producto que revolucionará, según sus inventores, el mercado del bocadillo y el piscolabis de pequeño porte, definido por los especialistas como el snacking, lo que siempre ha sido comerse un paquete de papa frita, vamó.
Según ha podido saber LA VOZ del Carnaval de fuentes solventes este es el verdadero objetivo de Ybarra Olé, Olé, la gran mayonesera andaluza que compró hace unos meses la antigua Quality Food y que pretende convertir a Cádiz «en la gran fiambrera de Occidente» con el lanzamiento de este producto.
El fondo de fiambrera es un novedoso producto destinado a alimentar a los individuos en situaciones límite festivas, en las que por aglomeración de gente o por aglomeración de líquido en el interior del cuerpo es imposible el desplazamiento colateral hasta un bar y se tiene que saciar la necesidad de jamar sin moverse.
Hasta ahora para estas necesidades tan sólo existía el Kit-kat, pero los ingenieros gaditanos consideran que sacar un kit-kat en medio de un carrusel de coros o en mitad del Rocío resulta de un horterismo absoluto y podría generar en el individuo una peligrosa sensación de ansiedad provocada por las miradas indiscretas de la gente: «miraló, miraló, ese se está comiendo un kit-kat escuchando a Julio Pardo. Qué lo encierren debajo de un losillo, home. Un guardia, que venga un guardia».
Sin embargo el fondo de fiambrera solucionaría todos estos problemas. Se trata de lograr lo imprescindible para comer en el mínimo espacio. Para ello los ingenieros de Ybarra Olé Olé han ideado una microfiambrera fabricada en polietileno expandido de alto abombamiento de tres capas que tiene el tamaño de una lata de atún del consorcio y que puede llevarse en un bolsillo sin ningún tipo de problema. En su interior lleva 3 micropaquetes que contienen productos deshidratados. Se trataría de un microbocadillo de lomo en manteca, un quesito del caserío me fío bajo en calorías con dos minipicos integrales y una cápsula inorgánica pasteurizada de caldo de pollo con fideos. Tras abrir la lata es necesario inyectar aire a soplíos en el bocadillo que se hincha al contacto con la saliva humana que lo rehidrata. Se ha elegido la especialidad de lomo en manteca porque esta variedad de la fauna bocadillera tiene la capacidad de crear una capa protectora de estómago que permite luego soportar mejor la ingesta masiva de manzanilla de Sanlúcar o de Cruzcampo fresquita. Es el famoso efecto cama de los bocadillos de lomo en manteca y que los hace especialmente recomendables para los domingos de coros.
Para terminar de restaurar cuerpo y mente se añaden las microcápsulas de caldo de pollo. Éste se puede tomar incluso caliente echándole a la cápsula un bajío que hace que por simpatía, el puchero se caliente o se ponga que arde si el del bajio se ha tomao tres o cuatro brandies sin hielo (qué asco, Monforte, no sé como puedes escribir estas cosas).
El quesito del caserío se incluye en el fondo de fiambrera en caso de que haya cerca alguna persona a régimen y de esta manera se le puede socorrer el hambre de forma inocua. En el proyecto no sólo trabajan ingenieros de Ybarra Olé, Olé, sino profesores del departamento de logística festiva de la Universidad de Cádiz, un grupo de investigación secreto creado en el Campus de Puerto Real y que está camuflado en medio de los esteros. Este grupo trabaja en lo que se llama «tecnología aplicada al flojo» y que trata de poner en valor técnicas que permitan el mínimo esfuerzo humano. En este sentido trabajan en la introducción de un chip inteligente en los camarones que hace que estos, en cuanto detectan olor a perejil se metan ellos mismos en la masa de las tortillitas, en una especie de harakiri marisquero de gran crueldad, pero de gran comodidad para el humano. Asimismo investigan la posibilidad de lograr la cría del pez espada en filetitos, aunque por el momento han tenido problemas con la reproducción de los filetitos en cautividad.
(...)
Al parecer Ybarra Olé Olé tiene grandes expectativas de venta de su fondo de fiambrera y ahí está la clave de su instalación en Cádiz. La idea de los ingenieros mayoneseros es aplicar este fondo al mercado asiático con una microfiambrera de arró con choco, cuyos primeros text en el mercado chino han sido muy esperanzadores. «Los chinos mastican muy bien el choco y con eso se entretienen mucho» indicó el jefe de la expedición.
Según ha podido saber LA VOZ del Carnaval de fuentes solventes este es el verdadero objetivo de Ybarra Olé, Olé, la gran mayonesera andaluza que compró hace unos meses la antigua Quality Food y que pretende convertir a Cádiz «en la gran fiambrera de Occidente» con el lanzamiento de este producto.
El fondo de fiambrera es un novedoso producto destinado a alimentar a los individuos en situaciones límite festivas, en las que por aglomeración de gente o por aglomeración de líquido en el interior del cuerpo es imposible el desplazamiento colateral hasta un bar y se tiene que saciar la necesidad de jamar sin moverse.
Hasta ahora para estas necesidades tan sólo existía el Kit-kat, pero los ingenieros gaditanos consideran que sacar un kit-kat en medio de un carrusel de coros o en mitad del Rocío resulta de un horterismo absoluto y podría generar en el individuo una peligrosa sensación de ansiedad provocada por las miradas indiscretas de la gente: «miraló, miraló, ese se está comiendo un kit-kat escuchando a Julio Pardo. Qué lo encierren debajo de un losillo, home. Un guardia, que venga un guardia».
Sin embargo el fondo de fiambrera solucionaría todos estos problemas. Se trata de lograr lo imprescindible para comer en el mínimo espacio. Para ello los ingenieros de Ybarra Olé Olé han ideado una microfiambrera fabricada en polietileno expandido de alto abombamiento de tres capas que tiene el tamaño de una lata de atún del consorcio y que puede llevarse en un bolsillo sin ningún tipo de problema. En su interior lleva 3 micropaquetes que contienen productos deshidratados. Se trataría de un microbocadillo de lomo en manteca, un quesito del caserío me fío bajo en calorías con dos minipicos integrales y una cápsula inorgánica pasteurizada de caldo de pollo con fideos. Tras abrir la lata es necesario inyectar aire a soplíos en el bocadillo que se hincha al contacto con la saliva humana que lo rehidrata. Se ha elegido la especialidad de lomo en manteca porque esta variedad de la fauna bocadillera tiene la capacidad de crear una capa protectora de estómago que permite luego soportar mejor la ingesta masiva de manzanilla de Sanlúcar o de Cruzcampo fresquita. Es el famoso efecto cama de los bocadillos de lomo en manteca y que los hace especialmente recomendables para los domingos de coros.
Para terminar de restaurar cuerpo y mente se añaden las microcápsulas de caldo de pollo. Éste se puede tomar incluso caliente echándole a la cápsula un bajío que hace que por simpatía, el puchero se caliente o se ponga que arde si el del bajio se ha tomao tres o cuatro brandies sin hielo (qué asco, Monforte, no sé como puedes escribir estas cosas).
El quesito del caserío se incluye en el fondo de fiambrera en caso de que haya cerca alguna persona a régimen y de esta manera se le puede socorrer el hambre de forma inocua. En el proyecto no sólo trabajan ingenieros de Ybarra Olé, Olé, sino profesores del departamento de logística festiva de la Universidad de Cádiz, un grupo de investigación secreto creado en el Campus de Puerto Real y que está camuflado en medio de los esteros. Este grupo trabaja en lo que se llama «tecnología aplicada al flojo» y que trata de poner en valor técnicas que permitan el mínimo esfuerzo humano. En este sentido trabajan en la introducción de un chip inteligente en los camarones que hace que estos, en cuanto detectan olor a perejil se metan ellos mismos en la masa de las tortillitas, en una especie de harakiri marisquero de gran crueldad, pero de gran comodidad para el humano. Asimismo investigan la posibilidad de lograr la cría del pez espada en filetitos, aunque por el momento han tenido problemas con la reproducción de los filetitos en cautividad.
(...)
Al parecer Ybarra Olé Olé tiene grandes expectativas de venta de su fondo de fiambrera y ahí está la clave de su instalación en Cádiz. La idea de los ingenieros mayoneseros es aplicar este fondo al mercado asiático con una microfiambrera de arró con choco, cuyos primeros text en el mercado chino han sido muy esperanzadores. «Los chinos mastican muy bien el choco y con eso se entretienen mucho» indicó el jefe de la expedición.
4 comentarios:
Interesante tecnología esta, junto con las servilletas pegadas en la manga de la camisa el flojo se va a sentir mucho más en armonía consigo mismo.
Y ahora que tengo la oportunidad de hablar con un gaditano, por favor ¿me puedes decir qué has sentido tras la visita de Rajoy a Cadi? Desde Granada te digo que las cosas se han visto mu feas, un montón de Maris corriendo detrás del Rajoy, tol mundo firmando y la Teo más contenta que una colegiala con una piruleta. Cualquiera diría que el pueblo de Cádiz se siente alegre de tan gloriosa visita.
jajajaja harakiri marisquero jajajajajajajajaj...
Sin comentarios, que se suele decir.
jajajaja
impagable el monforte. pa mí que es el que mejor escribe en prensa en cadi.
lo de rajoy: me vino un sms de esos de convocatoria:"poromponpom porompoporonpompero no me monto más en un helicotéro" (cuarteto). Se recomienda medio disfraz. pásalo".
no sé como estuvo la cosa. pero bueno. no zé pichín.
tan magnífico invento no podía venir de otro lugar que no fuese ese; me encanta vuestro realismo mágico "otro"...
(mi compi de curro me miraba raro mientras me carcajeaba en la lectura... y es que es rancia y no sabe...
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