1.
Hienden este cuerpo tus labios.
Dejan huellas de mermelada cruel
a espesos goterones sobre el escarchado vidrio de la mañana.
Dejan delgadas líneas sin mapa,
caminos de la lluvia, rastros entre lunares,
un rocío en la maleza de la sábana.
Hienden este cuerpo tus labios,
pétalo jaspeado de íntimo mar
que como oleaje de las manos
inclinó el firme coral que nos brota por los ojos,
oleaje que rompe por las manos o farallones,
y que feroz salpica los hombros
en la salvaje espuma de la sábana
hasta formar grutas que ocupará la savia,
la fruta, una dicha que es luz.
El fulgor salino de la saliva que refulge
En la entraña aún no exhausta
Hienden este cuerpo tus labios.
2.
Hazme una llave. Cierra los ojos.
Nómbrame. Hazme miga de un sueño,
sílaba de prohibidas voces.
Tenme en la ráfaga de coral
de tus brazos abiertos, aventame
como susurro, vuelve a decir mi nombre
como un arma, llévame en tu fonema,
Invócame en las esperas y en las venidas.
Olvídame/ rézame/ acércame/
Hazme alga líquida en tus profundidades.
Haz que aumente la geografía de mis manos.
Hazme.
1 comentario:
Gracias, gracias, gracias.......
Una de las mil
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