30 junio 2008

TP

Camina, ve desnudo como un signo.
Secuestra a alguien y hazlo muy feliz.
Cuando parpadeen, escóndete.
Invoca la conjura de los ojos
que te aman frente a los ciegos.
Duerme en los cajeros automáticos
sobre fajos de billetes falsos.
Di que los sacaste para dormir más cómodo.
Practica la cocina creativa
en hormigoneras.
Paga el ticket del metro o del bus
con plumas mojadas.
Fotocopia y difunde el día más feliz de tu vida.
Haz un buzoneo con ellas.
Reparte en los recreos pájaros
para que sean liberados.
Plasma en camisetas fotos de madres
que se enorgullecen de la ira de sus hijos.
Con una conmemorativa placa
señala el distrito, la calle, el rincón
donde hiciste por vez primera el amor.
Para conmemorarlo, convoca cada año
a una multitud de amantes.
Incita a que la gente se ofenda
por dinero quemar o por números
secretos de tarjetas crédito desvelar.
Escribe guiones de telenovelas subversivas.
Abre la guía de teléfonos y marca un número.
Comunícale al que responda que ese es el primer día
de su nueva vida. Repite el ejercicio
veintiséis veces más, una semana sí y otra no.
Maldice vehementemente en el metro
a los que no conversen
con el que el asiento comparten.
Propugna un turismo del bochorno, el nomadismo
de lo que nadie quiere visitar.
Planta un libro.
Lee un árbol.
Vislumbra a tu hijo como un amo sin esclavos.
Haz porno poético.

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