Tiempo que fabrica ruinas
con torres de la esperanza.
Oro que nunca se siente
y, sin tenerlo, se gasta.
Delante, potro sin rienda;
detrás huellas olvidadas.
Tiempo, vasija sin bordes
que nos derramas el agua.
Viento con prisa en los dedos;
humo sin fuego en el alma.
¡Qué torbellino ciñiendo
mis sienes desesperadas!
!Qué dura espuela en mi flanco!
¡Qué látigo en mis espaldas!
(Revista Manantial, Melilla)
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