En una canción dicen que "Florent dejó la droga en el 92". En las entrevistas y conversaciones privadas aseguran que son buenos chicos, que están "limpios". Pero todo el mundo sabe que Los Planetas siempre tendrán veneno en la piel. Sin subterfugios ni hipocresías, pero siempre haciendo uso de unas metáforas harto comprensibles para sus fans. Los Planetas tratan como nadie el tema de las sustancias estimulantes en sus canciones. Y si "De Viaje" es ya un monumental clásico del poprock alucinógeno, la preciosa "Toxicosmos" describe las desbordantes oleadas de un buen "trip" mejor todavía que las viñetas de un Moebius o la lírica farmacológica de un Escohotado. Sí, de algo le ha servido a Jota hincharse a tripis o leer un poco a Huxley. Dice la leyenda que el vocalista entró en el estudio más puesto que Mister Natural. "Una semana en el motor de un autobús" es casi un álbum conceptual sobre el tema. Días de desamor y drogas: te deja una tía, te rompes, consagras tu vida al sexo y a la droga, intentas en vano dejarlo y, finalmente, te das de narices contigo mismo, hecho este que no evita que tropieces de nuevo en la misma piedra. Así, canciones como "Laboratorio mágico", "Cumpleaños total" (o la necesidad de narcotizarte para ser feliz, feliz en tu día) o "Línea 1" (la adicción muerde la cola del remordimiento en un círculo vicioso hecho canción), constituyen todo un abc para los que aún no se hayan atrevido a hacer pinitos con la química.
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