Con las primeras luces de este alba negrera,
inundada de noche fugitiva,
con su negra sonrisa, sus sueños malhechores,
sus lecciones de sombra,
su lluvia y su amor, el alma emerge
hasta las atadas manos del horario,
hasta el nombre mordido, la tristeza en corbata.
Qué es este desear permanecerme
entre la flores sucias del colchón,
porqué no recorrer los ignorados
caminos que los sueños dejaron en la almohada,
qué es este deseo de vagabundear por las sábanas,
pasear por sus ríos y montañas
y tomar un taxi hasta la última pelusa.
La civilización golpea.
Es el alba y su diana
las que trazan los mapas,
las que me sacan del sueño.
Algún día despertaré.
(inédito)
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