29 febrero 2008

Servidumbre de paso

Heredaron la máscara útil del respeto
y la amenaza, el furor enquistado
en la entraña más oculta para el asentimiento.
Un orgullo acechado por el hambre
y un latido con el sabor del cimarrón.
Heredaron un dolor que se bebió las dudas,
una pregunta jaspeada de cansancio
y desvalida ante la furtiva verdad.
Heredaron la servidumbre del paso,
el camino vedado y el consuelo
de las noches juntos, las bodas sencillas y el fuego
justo antes de los hogares rotos,
pero acogedores aún.

3 comentarios:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

David:

Voy siguiendo tus propuestas, lecturas, poemas, sugerencias que por este blog se vislumbran y nos llevan siempre a repensar la vida y reordenar el pensamiento.

Este poema vuelve a remover los cimientos.

Mirar y ver son dos cosas distintas, no siempre correlacionadas. Tu mirar es agudo, inteligente y tu ver a menudo sorprende,acierta.

En esta cuestión concreta, hablando de la relación de pareja, esa microsociedad tan sacudida de prejuicios y amenazas como los ciudadanos de una urbe o los mineros andaluces o asturianos, incomoda e inquieta.

Es triste constatar cómo estamos más preparados en la sociedad moderna para romper lazos, caminar solos, deshacer hogares que para buscar espacios para la afectividad, proteger lo íntimo, cuidar la amistad y el quererse.

Malos tiempos para el amor, ya lo advertía David González (El amor no es contemporaneo) sea de pareja o de ideales, sea de amigos o de estudios.

Poseer puede ser una criminal pasión, ¿verdad?, pero darse, compartir, saber renunciar y escuchar con pasión y compasión es quizá lo recuperable, el retorno por el corazón a las relaciones interpersonales, a la configuración de nuestra escala de prioridades.

Amar quizá fuese siempre un acto revolucionario frente al reaccionario egoísmo y vanidosa actitud individualista. Querer siempre fue un imposible necesario, raíz de auténtica libertad.

¡Qué difícil es escapar de la servidumbre de paso!

Y qué necesario reordenar las actitudes amorosas, las complicidades, lo prioritario que es el otro.

Buen poema, compa.

Un abrazote,

David Monthiel dijo...

Gracias Viktor, otra vez y mil más, por tus visitas, lecturas y comentarios sagazes y magníficos. También leí lo que pusiste en tu blog junto al gran Q. Es usted un analista muy fino. ¿No le tira la crítica y componer un buen manual para iniciados con estos afilados comentarios? Enriquecen las lecturas sobremanera, amiga.
Del poema, qué decir, usted remueve nuestros cimientos con tamaña exégesis. En una palabra: brutal.

Gracias!

Eduardo Flores dijo...

Enhorabuena por el blog compañero (y además paisano).

Tocas un tema complicado cuya riqueza poética se aloja en la ambigüedad final. Esto es, no se trata de una ciencia cierta; no lo era antes, en la época de los eternos matrimonios; no lo es ahora, la época del egoísmo.Por ello, por ser un tema complicado, mis felicitaciones a la valentía.

Estoy empezando a publicar algunos de mis poemas por aquí. Te dejo el link por si te interesa:

http://lamuertedelsuspiro.blogspot.com/

Un saludo desde Puerto Real.