Año 2045. Después de la guerra total de 2021, un gobierno semiclandestino de los Estados Unidos ejerce un dominio futil sobre un planeta casi completamente devastado, cuyo hemisferio norte está inmerso en el invierno atómico y cuyo hemisferio sur está agitado por conflictos regionales (como el que mantienen India y Pakistán). La tecnología de 2045 –apoyada en la movilización de los “empáticos” ya aparecidos en Libera Baku ora– hacen técnicamente posibles los viajes en el tiempo, pese a que son accesibles tan sólo fechas relativamente recientes, existe un margen de error de diez años al menos, y no son previsibles las consecuencias sobre el continuum temporal.
Pese a tales incertidumbres, el gobierno de EE.UU.A. decide enviar una misión crononáutica, para tratar de influenciar positivamente los eventos de los últimos cien años, y evitar el declive de los EE.UU.A. como superpotencia. La locura suicida del capital puede mantenerse hasta la autoaniquilación en este continuum, con tal de que una supremacía perfecta sea conseguida en otra dimensión.
En la primera parte de la novela (titulada “Nightway”) un crononauta es lanzado a 1946, con el encargo de poner en marcha el infame plan Totality (bombardeo atómico de las principales ciudades soviéticas, hipótesis descartada en la época por motivos técnicos). Con la URSS arrodillada, como ya estaban Alemania y Japón, no habrá Guerra Fría, ni Corea, ni Vietnam, ni contracultura, ni movimientos antisistema duraderos en Europa, ni Régimen de las Personas en Italia, ni tampoco guerra total en 2021. El gobierno de 2045 descubre que el lanzamiento del primer crononauta ha obtenido un fracaso absoluto. Como opción alternativa, un segundo agente es lanzado a 1944 para entender qué falló en 1971, mientras que un tercero salta al Londres de 1971, en plena histeria glam-rock, en el periodo “Ziggy Stardust” de David Bowie.
La segunda parte (titulada “Ectopistes Migratorium”) se desarrolla en Kingston, Jamaica, en 1972 (pero, ¿qué 1972? ¿en qué continuum ?). Los agentes de los servicios secretos cubanos Rosendo Martínez y Diego Diéguez Torres, también llamado DDT (un personaje prestado de Allá ellos , de Daniel Chavarria) deben frustar un complot de la CIA para asesinar al que va a ser primer ministro de Jamaica, Michael Manley. Su investigación les lleva al mundo rastafari, donde conocen célebres personajes de la historia del reggae, tales como Bunny Wailer.
En la tercera parte (que da título a la novela) la acción se desarrolla en Cuba. Martinez y DDT vuelven de Jamaica y les encomiendan la misión de investigar presuntas conexiones entre la CIA y los llamados “marcianos”, los glam-rockers cubanos influenciados por David Bowie. Este continuum fue producido por las actividades del Tercer Crononauta en el Londres de tres años antes. Bowie no atraviesa el famoso “periodo berlinés”, sino que tiene un “periodo caribeño” que convulsiona la vida en la isla y siembra cizaña entre los dirigentes del Partido Comunista. ¿Qué pasó con el Segundo Crononauta? ¿Cómo se pondrá en contacto el Tercer Crononauta con Martínez y DDT? ¿Qué carajo tiene que ver el “periodo caribeño” de Bowie con los planes de los dos gobiernos americanos (el de 1974 y el de 2045)? ¿Podrá defenderse la revolución cubana de una agresión que proviene al mismo tiempo del presente, del futuro y de otra dimensión paralela?
Riccardo Pedrini, escritor, instructor de Muay Thai (boxeo thailandes), ex músico con los boloñeses Nabat, forma parte del colectivo Wu Ming.
2 comentarios:
Hey!! La has leído en castellano? Pensaba que no estaba aún editada por aquí... Qué ganas tengo de pillarla...
Todavía no está en castellano y no sé si tardará bastante en ser traducía. Hay que intentarlo en italiano y en la pantalla. Mucha tela. Eso sí, el planteamiento es brutal. un abrazo
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