11 enero 2006
Carta sin despedida- Ángel González
A veces,
mi egoísmo me llena de maldad,
y te odio casi hasta hacerme daño
a mí mismo: son los celos, la envidia,
el asco
al hombre, mi semejante
aborrecible, como yo
corrompido y sin
remedio, mi querido
hermano y parigual en la desgracia.
A veces -o mejor dicho:
casi nunca-, te odio tanto que te veo distinta.
Ni en corazón ni en alma te pareces
a la que amaba sólo hace un instante,
y hasta tu cuerpo cambia
y es más bello
-quizá por imposible y por lejano-.
Pero el odio también me modifica
a mí mismo,
y cuando quiero darme cuenta
soy otro que no odia,
que ama
a esa desconocida cuyo nombre es el tuyo,
que lleva tu apellido,
y tiene,
igual que tú, largo el cabello.
Cuando sonríes, yo te reconozco,
identifico tu perfil primero,
y vuelvo a verte, al fin,
tal como eras, como sigues
siendo,
como serás ya siempre, mientras te ame.
De "Sin esperanza con convencimiento"
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5 comentarios:
Vaya título bueno para un libro: "Sin esperanza, con convencimiento". Mágico.
coincido con usted. es un titulazo.
abrazos sr.inwit
A los buenos días, señor resistente con cuaderno!
Espero verle mucho por allí, tal y como me verá vd. por aquí.
(la proxima vez que escriba prometo decir algo interesante)
Sea usted bienvenido a esta casa y a las de todos. Inclúyase en la red de contactos y ternuras que es este archipiélago de islas que se une por aquello que las separa.
Ángel González consigue siempre conmover, deslumbrarme. Sin duda es uno de los grandes poetas de nuestra lengua.
Saludos...
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