Una ínsula de orines y botellas
donde se riega el torpe corazón
en busca de las bacantes vacantes.
Donde se paga tasa por torpe baile,
diezmo para el amigo contable,
ajuste de cuentas con lo contado
y un impuesto banal de tosco diálogo.
La noche es un abismo de cifras borrosas,
de ojos como luces sumergidas,
un turbión de maniquís y crápulas,
donde se amortizan besos de saldo,
donde se paga el canon por el cañón
para acabar en la grava del gravamen
y preparar la sola derrama del cuerpo.
La noche se abatirá con los años perdidos
en mañanas de domingo de invierno
como malgastada quincalla de un naufragio.
Ajustaremos las cuentas. Pérdidas.
No fue sueño la vida. Ni su mudanza.
La noche es tributaria del veneno.
de "Los hermosos bebidos"
2 comentarios:
He leido el anterior en el blog de Viktor, así que me he atrevido a vistarte, digo atrevido porque jode pensar que nunca escribiré como tus versos Este último también me parece cojonudo. La noche es tributaria de muchas cosas, pero estoy contigo, que el veneno es su esencia y su homenaje.
bienvenido amigo! y déjese de atrevimientos y pásese por aquí cuando usted quiera.
salud
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