Quizá en las bodegas de un barco hundido
preso del limo corrosivo del tiempo
o en el fondo abisal de los días.
Quizá en las urnas o en los frascos de muerte,
en el formol de la memoria
junto a las otras uñas, las yemas anteriores,
los viejos cuerpos.
Quizá en los asilos del beso
o caído al fondo de la saliva seca.
Quizá donde nuestro tiempo de célula antigua
se custodie, en el anaquel de escamas
que fueron caricia;
Quizá allí deba encerrar
este coágulo ardiente, esta forma de amar,
esta condena de ser día tachado,
Quizá allí deba enterrar
este olvido encendido
en una urna bajo árida tierra
como estéril útero
de una diosa resquebrajada.
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