Era delicioso perderte
porque cada momento/ cada beso
cada palabra eran los últimos
pero sin decirlo
porque cada risa/ cada caricia
cada estúpida discusión
eran los últimos todavía/
cristal que se quiebra por un susurro,
arena que se pierde entre los dedos.
Empezamos a necesitar las horas,
los perdidos segundos/ los pesos, las medidas
todas las escalas que miden la caída
del corazón a la basura.
Pero sin decirlo.
de "Renta básice de olvido" (Ayto Lepe, 2004)
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