Vengo a presentar a Daniel Bellón el día en el que se estrena la editorial “Libros de la herida”, se presenta, en esta misma editorial, el esperado libro de Pedro del Pozo y el día en el que Bolivia casi a dejado de arder bajo el aliento encendido de los campesinos y los mineros.
De Bolivia sabemos por las noticias, por la ingente cantidad de información , del libro de Pedro del Pozo supimos hace mucho pero hasta hoy no pudimos verlo impreso. De Bellón supimos por la red. Por su bitácora “ISLAS EN LA RED”. De antiguo venía trabajando Daniel alrededor de la red como herramienta para la difusión de la creación literaria. Así que cuando asistió a “POESIA Y CANCIÓN” en Moguer, Daniel dejó constancia de la visita y del ciclón gitano-paranoico del gran David Pielfort. La luz que guía a los barcos en la tormenta nos hizo una batida y todo acabó en un comentario a propósito de Pielfort y en unas direcciones de imberbes bitacorítas que por entonces, hace casi un año, echábamos a andar Miguel Ángel García Argüez, Lolo Ortega y yo. De pronto las visitas de nuestras bitácoras comenzaron a multiplicarse; Daniel nos había linkeado, es decir nos había introducido como direcciones interesantes en su página desde la que sus lectores podían acceder a nuestros escritos. Bellón nos avisó de que venía a Cádiz e inmediatamente el politburó de la concejalía de fiestas de la palabra itinerante lo invitó a una de esas hermosas y homínidas celebraciones. Daniel pasó la familiar noche miki bajo el rugido de los acordes de Vicente, grupo de M.A.G.A. Tras la fiesta, se regresó a la virtualidad: Correos electrónicos, comentarios a poemas o borradores de poemas, poemas que se cortan y pegan, la comunicación con las islas fue frenética y acabamos todos cruzando el mar cada día para leer a Bellón en sus islas y acercarnos aunque solo fuera rozando con los dedos la tierra negra de sus playas. Bellón nos ayudó con la intendencia de nuestras pequeñas islas poéticas en el océano de las bitácoras. Ahora recuerdo aquello de que los archipiélagos son un "conjunto de islas unidas por aquello que las separa”.
Como bien sabe Daniel, las características del lenguaje poético: concisión, concentración expresiva, referencialidad, le hacen especialmente adaptable a los nuevos medios. Las posibilidades que ofrece una acción tan simple pero tan en el corazón de la Red como los hiperenlaces, o la interactividad entre imagen, símbolos, y texto poético están siendo exploradas por una nueva promoción de poetas. Pero no se trata de textos ombliguistas, de cotidianidad escrita bajo los efectos del bozal y una cantidad ingente de internetismo regurgitante que habla de lo que hablan otros en sus propios espacios. La poesía en la red conforma espacios para encontrarse, para trabajar, modificar textos, para compartirlos y para disfrutarlos.
Poesía y tecnología se encuentran en Internet. Ha aparecido un nuevo lenguaje para la poesía del siglo que acabamos de empezar, una poesía para la sociedad red, para las personas que viven, disfrutan y sufren este mundo.
Os presento hoy al Daniel Bellón poeta en vivo, sin hipervínculos, ni códigos html, un poeta de largo recorrido. Nacido en Cádiz, es canario desde 1978. De la isla donde nació a isla en la que vivió su obra publicada consta de: Bajo la luz de una pantalla (1983), Canción de almadía (1984), Salir corriendo (1988) Tatuajes, selección de poemas 1989-2001 (2002). Libros quizá difíciles para unos peninsulares tan peninsulares como nosotros, pero que poseen ediciones digitales que facilitan su difusión.
La poesía de Daniel es una voz hecha de voces donde las casas construidas a mano, la calle, la tierra, la insularidad, las calenturas del baile, los cuerpos de los trabajadores, el barranco del Hierro, los farolillos, las casas vacías, el siroco y el polvo del desierto vibran en las palabras desde lo colectivo a lo íntimo con la atenta mirada de la imbricación de la poesía y la historia. La poesía de Bellón se nos tatúa en la piel como abrigo ante el desamparo cuando aparece el idioma del aire de los guanches, Peña, el preso político más joven de canarias, las fronteras y sus vecinos, los de Daniel, encuevados que las aplauden, la emigración, los centro de acogida en las islas, Europa en mitad del Atlántico. Poemas nutridos de esa conciencia de la responsabilidad que tiene la poesía de decir lo injusto, lo tierno.
La lejanía penínsular de las islas se quiebra hoy, rompemos los mapas, nos comemos 2000 kilómetros. Vamos más allá de una vaga imagen playera, de sol, vacaciones y demás tópico canario y convertimos el Cachorro en un territorio liberado, una zona temporalmente poética, en una islita, porque como dice Walcott, las islas solo existes si se ha amado en ellas.
Daniel Bellón, un compañero que chispia en nuestro ojos.
De Bolivia sabemos por las noticias, por la ingente cantidad de información , del libro de Pedro del Pozo supimos hace mucho pero hasta hoy no pudimos verlo impreso. De Bellón supimos por la red. Por su bitácora “ISLAS EN LA RED”. De antiguo venía trabajando Daniel alrededor de la red como herramienta para la difusión de la creación literaria. Así que cuando asistió a “POESIA Y CANCIÓN” en Moguer, Daniel dejó constancia de la visita y del ciclón gitano-paranoico del gran David Pielfort. La luz que guía a los barcos en la tormenta nos hizo una batida y todo acabó en un comentario a propósito de Pielfort y en unas direcciones de imberbes bitacorítas que por entonces, hace casi un año, echábamos a andar Miguel Ángel García Argüez, Lolo Ortega y yo. De pronto las visitas de nuestras bitácoras comenzaron a multiplicarse; Daniel nos había linkeado, es decir nos había introducido como direcciones interesantes en su página desde la que sus lectores podían acceder a nuestros escritos. Bellón nos avisó de que venía a Cádiz e inmediatamente el politburó de la concejalía de fiestas de la palabra itinerante lo invitó a una de esas hermosas y homínidas celebraciones. Daniel pasó la familiar noche miki bajo el rugido de los acordes de Vicente, grupo de M.A.G.A. Tras la fiesta, se regresó a la virtualidad: Correos electrónicos, comentarios a poemas o borradores de poemas, poemas que se cortan y pegan, la comunicación con las islas fue frenética y acabamos todos cruzando el mar cada día para leer a Bellón en sus islas y acercarnos aunque solo fuera rozando con los dedos la tierra negra de sus playas. Bellón nos ayudó con la intendencia de nuestras pequeñas islas poéticas en el océano de las bitácoras. Ahora recuerdo aquello de que los archipiélagos son un "conjunto de islas unidas por aquello que las separa”.
Como bien sabe Daniel, las características del lenguaje poético: concisión, concentración expresiva, referencialidad, le hacen especialmente adaptable a los nuevos medios. Las posibilidades que ofrece una acción tan simple pero tan en el corazón de la Red como los hiperenlaces, o la interactividad entre imagen, símbolos, y texto poético están siendo exploradas por una nueva promoción de poetas. Pero no se trata de textos ombliguistas, de cotidianidad escrita bajo los efectos del bozal y una cantidad ingente de internetismo regurgitante que habla de lo que hablan otros en sus propios espacios. La poesía en la red conforma espacios para encontrarse, para trabajar, modificar textos, para compartirlos y para disfrutarlos.
Poesía y tecnología se encuentran en Internet. Ha aparecido un nuevo lenguaje para la poesía del siglo que acabamos de empezar, una poesía para la sociedad red, para las personas que viven, disfrutan y sufren este mundo.
Os presento hoy al Daniel Bellón poeta en vivo, sin hipervínculos, ni códigos html, un poeta de largo recorrido. Nacido en Cádiz, es canario desde 1978. De la isla donde nació a isla en la que vivió su obra publicada consta de: Bajo la luz de una pantalla (1983), Canción de almadía (1984), Salir corriendo (1988) Tatuajes, selección de poemas 1989-2001 (2002). Libros quizá difíciles para unos peninsulares tan peninsulares como nosotros, pero que poseen ediciones digitales que facilitan su difusión.
La poesía de Daniel es una voz hecha de voces donde las casas construidas a mano, la calle, la tierra, la insularidad, las calenturas del baile, los cuerpos de los trabajadores, el barranco del Hierro, los farolillos, las casas vacías, el siroco y el polvo del desierto vibran en las palabras desde lo colectivo a lo íntimo con la atenta mirada de la imbricación de la poesía y la historia. La poesía de Bellón se nos tatúa en la piel como abrigo ante el desamparo cuando aparece el idioma del aire de los guanches, Peña, el preso político más joven de canarias, las fronteras y sus vecinos, los de Daniel, encuevados que las aplauden, la emigración, los centro de acogida en las islas, Europa en mitad del Atlántico. Poemas nutridos de esa conciencia de la responsabilidad que tiene la poesía de decir lo injusto, lo tierno.
La lejanía penínsular de las islas se quiebra hoy, rompemos los mapas, nos comemos 2000 kilómetros. Vamos más allá de una vaga imagen playera, de sol, vacaciones y demás tópico canario y convertimos el Cachorro en un territorio liberado, una zona temporalmente poética, en una islita, porque como dice Walcott, las islas solo existes si se ha amado en ellas.
Daniel Bellón, un compañero que chispia en nuestro ojos.
Finalizó "Poesía en Resistencia". La sala El cachorro: maravillosa. Su público lo es aún más. La librería de Luis, entrañable y necesario lugar de encuentro. Gracias mikis por todo. Gracias Daniel por tu generosidad, por tu presencia y por tu heróica resistencia en la tumultuosa noche miki. Nos vemos en otra.
1 comentario:
>Pues qué quieres que te diga, David... otra vez gracias. Y un abraazo enorme, como de 2000 kilómetros...
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