20 noviembre 2007

En el Boletín Rivadavia- Pablo Terradillos

Tomado de aquí.

Contra el gran guiñol del espectáculo, contra el desinterés y la apatía,contra la ira estéril, contra la tristeza, nos queda la palabra. Una palabra que construye, que se mueve en la calle al ritmo que marca la vida. Un ritmo que es el de aquellos que la alumbran, palabras certeras que son dardos afilados contra la administración de la muerte.

El colectivo La Palabra Itinerante se define con sus actos. Su sentido de ser es imprescindiblemente común, abierto, compartido. Sus gentes tratan y exploran las maneras en que a través de la acción creativa (y creadora) se comunica lo real y se transforma la realidad. No hay aquí narcisismos ni sus mezquindades, sino amistad, y aprendizaje constante. El colectivo, formado por un buen puñado de escritores unidos por un compromiso con la verdad, un compromiso moral y orgánico con la palabra, agita en su interior diversas subjetividades que construyen su propia obra y rehacen la de todos.

Desde los inicios jerezanos en la forma de El Inquilino de Kaivan (David Eloy Rodríguez, el poeta y cantautor Iván Mariscal y otras y otros) hasta su nacimiento como tal, hará ya una década, en Sevilla y Cádiz (se van sumando José María Gómez Valero, Pedro del Pozo, Miguel Ángel García Argüez, Juan Antonio Bermúdez, Manuel Fernando Macías, David Franco Monthiel, Manuel Ortega...), La Palabra Itinerante se dedica a investigar fórmulas para la expresión y agitación cultural. Recitales, conciertos, acciones en escena, realización de talleres de creación literaria en diferentes espacios (desde bibliotecas, fundaciones y universidades a prisiones o centros sociales), edición, coordinación de ciclos de poesía en vivo (caso del ciclo Poesía en Resistencia, por el que han pasado másde cien autores nacionales e internacionales), exposiciones artísticas, blogs, cedés, libros publicados en diversas editoriales... conformando unacultura crítica, con abordajes no simplificadores, hecha desde la raíz para ayudar (y ayudarse) a vivir jugando y haciendo, resistiendo el asedio de una cultura tantas veces prefabricada por y para el espectáculo.

Recuerdo que aún no hacía frío, o quizá fuese que ya hacía calor. En un segundo piso de la calle Procurador, en Triana, un grupo de jóvenes compartía música y palabras. En poco tiempo, o tal vez fueran meses, se organiza un recital en la vecina sala El Cachorro.Y luego otro.Y otro más. La gente va y viene, se mueve.También se mueve la ciudad, las calles cambian de nombre, algunas desaparecen para ver llegar nuevos vecinos. Los recitales del grupo viajan, señalando lo falso, celebrando la vida, durante años y kilómetros, interviniendo en prestigiosos festivales y encuentros artísticos; el colectivo se amplía hasta tejer una red de autores/creadores con percepciones similares en lo ético y en lo estético.

Desde un inicio común en la búsqueda de las potencialidades de la palabra hablada y/o la música se crea un "laboratorio común de reflexiones y experiencias", con una especial dedicación a las maneras de construir y transformar el entorno, además de con la creación de cada obra individual o en colaboración, mediante prácticas concretas que acercan la literatura a las gentes y propician espacios y tiempos para el encuentro y el diálogo. Esta manera de entender el quehacer creativo y vital, compartida y cercana, necesariamente implica una acción reflexiva y sin miedo, una "conciencia de la responsabilidad y función social del arte, el hecho literario y aquellos que lo ejercen".

Manuel Fernando Macías y Juan Antonio Bermúdez estrenan este otoño sus libros La criminal pasión de poseer y Compañero enemigo, respectivamente, en la editorial sevillana Libros de la Herida; otros autores del colectivo preparan una nueva acción polipoética con la experiencia de los muchosotros proyectos llevados a escenarios de todo tipo y pelaje (desde los imponentes grandes teatros de las capitales a locálidos talleres de barrio donde la voz y la vida se acercan hasta tocarse); el ciclo Poesía en Resistencia prepara su regreso en Cádiz... La Palabra respira, se agita, crea resistencia. Maneras de vivir la literatura, maneras de vivir.

SUS ÚLTIMOS LIBROS:
Miguel Ángel García Argüez:
El bombero de Pompeya (Fundación Mpal. de
Cultura de Cádiz), libro de relatos, y Cambio de
agujas (Diputación de Cádiz), de poesía. Su
bitácora en internet también se llama Cambio de
agujas (www.cambiodeagujas.blogspot.com)
José María Gómez Valero:
Lenguajes (colección Carne y Sueño, con
imágenes del artista plástico José Miguel
Pereñíguez) acaba de ser publicado. Se
encuentra en librerías; también otra obra suya
reciente: Travesía encendida, publicado en Vitruvio
y premio Ciudad de Mérida.
Pedro del Pozo:
Todas las puertas abiertas (Libros de la Herida).
Luis Melgarejo:
El poeta granadino, premio Hiperión, ha
publicado recientemente Los poemas del bloqueo
(Granada Literaria, Ayto. de Granada, Granada),
título merecedor del II Premio de Poesía Zaidín-
Javier Egea.
David Eloy Rodríguez:
Asombros (colección Carne y Sueño, con
imágenes del artista plástico Miki Leal). Entre sus
otros trabajos cabe destacar Miedo de ser
escarcha (Qüasyeditorial).
David Franco Monthiel:
Este gaditano publicará en breve dos nuevos
poemarios, uno de aforismos en la editorial
riojana 4 de agosto, y otro de poemas en la
editorial canaria Baile del Sol (Las cenizas de
Salvochea). Habrá que estar atentos.

Y algunas direcciones de interés en la red:
www.dabolico.blogspot.com
www.contrabandos.blogspot.com/
www.librosdelaherida.blogspot.com
www.once.blogsome.com
www.lafuga.nodo50.org

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que gusta un Sr Terradillo

David Monthiel dijo...

gusta!

y deja de beber en los aviones